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Facebook, Whatsapp e Instagram se cayeron durante varias horas: un colapso

Facebook, Whatsapp e Instagram se cayeron durante varias horas: un colapso

El 4 de octubre de 2021 debería convertirse en un día para celebrar. Ese día se cayeron (= dejaron de funcionar) Facebook, WhatsApp e Instagram, las más populares de las redes sociales en el mundo Occidental, y se produjo un colapso. Veamos.

Las redes sociales comienzan a emerger hacia el año 1999-2001. Antes el mundo era distinto. Y después de la aparición de las redes sociales, el mundo fue distinto. El tema de base es internet, y por tanto, la circulación libre de información, en toda la línea de la palabra. ¿Libre? Pues bien, las tres redes sociales son una sola y misma cosa: no solamente su propietario es Mark Zuckerberg, sino, adicionalmente, la información reunida en cualquiera de ellas es tácitamente compartida con las demás, y toda esa información es objeto de propiedad, control y vigilancia. No en vano el Departamento de Estado declaró a Facebook como un asunto de interés nacional, esto es, con un valor estratégico. Mucha gente pone, literalmente, su vida al descubierto en estas redes. Y toda esa información se guarda, se acumula, y puede ser utilizada en diversas circunstancias y con diferentes motivos.

El más crucial de todos los problemas: la huella digital

La huella digital no puede ser borrada: permanece para toda la eternidad en “algún lugar”: la web. Gracias a los microdatos que son las redes sociales diversas sociedades han logrado tumbar gobiernos; persecuciones en contra de numerosas personas, casi siempre opositores de régimenes, han tomado forma; pero también con su potencia es posible controlar y manipular países enteros. La punta del iceberg al respecto fue el escándalo de Cambridge Analytica, hace poco tiempo.

Facebook, WhatsApp e Instagram, y para el caso Google –otra empresa declarada por el Departamento de Estado como de interés estratégico–, saben literalmente sobre cada quien mucho más de lo que cada cual cree saber de si mism@. La clave se denomina analítica de datos, minería de datos y grandes bases de datos. Pongamos un ejemplo: Cuando alguien le da un “like” a cualquier cosa –persona, sitio, y demás–, ese like se guarda y con el tiempo y uso se cruza no sola y no principalmente con los demás likes para elaborar perfiles de las personas, sino, fundamentalmente con todo aquello a lo que el usuario no le da likes. Se logra así saber, con altísimo grado de precisión, las preferencias, los fantasmas, los miedos, las inclinaciones, las redes, los gustos, las angustias, las ilusiones y las ansiedades de cada quien. Asimismo, el perfil de los amigos que tiene, y sobre todo de los que no tiene. La clave de la información no es única ni principalmente la información directa. Además, y fundamentalmente, se trata de la información ausente. Un tema sensible que debe ser objeto de educación general, educación digital, y educación política.

Un perfil psicológico refinado que puede cruzarse con las compras y pagos que hace, con los datos bancarios de cualquier tipo, y demás. Lo terrible del asunto estriba en que numerosa gente que pone toda su vida en las redes sociales como si nada; sus amores, sus pesares, sus tragedias y sus alegrías; las grandes, tanto como las pequeñas. Ellos no lo saben: la huella digital es imborrable y está siendo objeto de seguimiento –por parte de organismos de seguridad, sistemas de inteligencia, compañías privadas, delincuencia refinada, y demás.

La huella digital es imposible de ser borrada. Así, el derecho a la privacidad, el derecho a la intimidad, el buen nombre, se ven altamente vulnerados in potentia. El principal problema político en el mundo de internet es la muy fuerte asimetría entre la exposición de la información y el control de la misma. El control, para decirlo en una palabra, lo tiene gente como Bill Gates, Mark Zuckerberg y todo lo que ellos representan a lo que pertenecen. A estos nombres habría que agregar el de Jeff Bezos, dueño de Amazon –otra empresa de interés nacional para el Departamento de Estado– y los propietarios de Google y Microsoft. El verdadero poder detrás del poder, por así decirlo.

La base de la sociedad no sabe nada de esto, o muy poco. El cuidado de la vida y el desarrollo de una democracia digital comportan saber de estos y otros aspectos semejantes y hacer de ellos un asunto de discusión pública.

Redes que se caen con frecuencia

A la fecha, no existe mucha claridad acerca de la caída masiva, mundial, de las tres redes sociales, y no han entregado una explicación precisa al respecto. Todo parece indicar que fueron el objeto de un ataque de denegación de servicio (DNS, por sus siglas en inglés) por parte de hackers. Si es así, varias preguntas emergen inmediatamente: ¿Robo de datos e información? ¿Auto-robo de información? ¿Secuestro de datos? ¿Hackeo por parte de algún país “enemigo” de los E. U.?

La verdad es que la caída de las redes es un tema que sucede con relativa frecuencia.

En este marco, las revelaciones de Frances Haugen, una antigua científica de datos de Facebook son reveladores acerca de los verdaderos intereses que determinan a Facebook, un asunto que ha llegado hasta el congreso de los Estados Unidos*. En una palabra, lo importante para Facebook son las ganancias económicas, no la salvaguarda de la información ni la protección de los usuarios.

Una idea capital emerge aquí: Cuando el producto es gratis, tú eres el producto. El producto es la gente misma, con toda su información ventilada gratuitamente, lo que permite incluso manejos políticos, sociales, económicos y militares de los asuntos de un país o de una sociedad. Es precisamente por ello que el 4 de octubre debe ser celebrado.

A nivel cotidiano, las comunicaciones a través de WhatsApp cayeron. WhatsApp es quizás la principal vía de comunicación de los ciudadanos, entre organizaciones y en numerosas empresas, a partir de la creación de “Grupos”. Poner todos los huevos en una sola cesta y jugar con la cesta es sencillamente irracional.

También a nivel cotidiano, numerosas personas experimentaron la soledad, el aislamiento y el aburrimiento. Y tuvieron que enfrentarse consigo mismas, con la insoportable levedad del ser (Kundera). En fin, la caída de las redes puso en evidencia que el mundo puede y debe continuar a pesar de estas redes sociales. Otras alternativas emergen.

Existen numerosas otras redes tan o más robustas y confiables que Facebook y WhatsApp. Telegram o Signal son dos muy importantes. Pero mucha gente no las conoce. Existe un monopolio de la información y de los medios y canales de comunicación.

Un problema generacional

La mayoría de usuarios de Facebook es gente de más de treinta y cinco años en promedio. Los jóvenes poco o nada usan esta red social, pues prefieren otras, como Tik Tok, Instagram misma, Snapchat, Twitter, Tumblr, Reddit, principalmente. WhatsApp sí es ampliamente usada, por jóvenes y mayores.

Así las cosas, la caída masiva, prolongada y mundial de las redes sociales mencionadas afectó principalmente a los adultos –población entre los 27 y los 59 años.

Y lo que se encuentra en el centro del uso excesivo de las redes sociales es una auténtica adicción. La adicción a la información –en muchas ocasiones, información irrelevante– que ya se conoce como una pandemia, cuyo nombre es infodemia. Este fenómeno no debe descuidar el hecho de que el principal canal para la existencia y difusión de información engañosa –fake news– son precisamente las redes sociales; por ejemplo, las innumerables cadenas de información que cada quien recibe y reenvía acríticamente.

El tema de base es doble: de un lado una educación digital en la población, y al mismo tiempo, un proceso de formación política en el marco de la sociedad de la información. En otras palabras, el tema de fondo tiene que ver con los derechos de los usuarios ante internet y la información en general. Gradualmente los nativos digitales van siendo la mayoría de la población, en tanto que los migrantes digitales tienden a ser una minoría. Para ambos grupos poblacionales el tema de los derechos digitales y la huella digital es importante: pero tanto más para los más jóvenes quienes, contradictoriamente, parecen desconocer mucho acerca de los riesgos y peligros de las redes sociales.

Hay que saber usar las redes sociales. La primera condición debe ser aprender a navegar en modo incógnito. Facebook mismo permite la navegación en incógnito. Muchos lo desconocen.

Saber hacer uso de las redes sociales es un tema, literalmente de educación digital, un asunto amplio que requiere mucho espacio para ser abordado y ejemplarizado. En cualquier caso, cabe esperar en el futuro nuevas fallas de las redes sociales, tanto como un eventual colapso de internet debido a diversas razones, entre ellas, una fuerte explosión solar. La comunidad científica ya ha advertido al respecto. La sociedad debe estar advertida para una súbita y radical caída de los más importantes sistemas informacionales, en el país y en el mundo. Y entonces tomar con anticipación medidas preventivas. La desaparición de la información consiste, simple y llanamente, en la desaparición de una vida entera. El caso de Afganistán a raíz del triunfo de los Talibanes constituye un ejemplo claro y evidente.

* https://www.npr.org/2021/10/05/1043377310/facebook-whistleblower-frances-haugen-congress

 

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Información adicional

Autor/a: Carlos Eduardo Maldonado
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