En medio de la confrontación, sin un cese de fuegos a la vista, todavía la nación colombiana está en el túnel, y son lentas la movilización y la polarización de la mayoría por la paz justa. Sin caer en frases dulzarronas, domina en el sentir de las grandes urbes la inercia por la “salida militar”, panorama en el cual una clave de la paz, de su posibilidad y su luz en la salida del túnel, está por definirse, ante todo en la parte del Estado y el poder, justo en el pulso del hoy, entre el presidente Santos y el “rufián de la esquina”, calificación que el gobernante nacional usó en la reciente reunión del partido de la U para referirse al ex Álvaro Uribe, quien juega a sostener la jefatura de la opinión con ancho y largo que incluye las influencias paramilitares intactas y las bacrim por la defensa del statu quo a como dé lugar, sin consideración alguna frente a las raíces del conflicto, y las exclusiones políticas y sociales.
De momento, y para referencia del público, la información al día destaca que el lunes 19 comenzará la discusión del primer punto de la agenda: el asunto agrario y, por supuesto, su carril de la reforma agraria, que el país necesita desde hace décadas. En verdad, previo a este 19, la Mesa ya tuvo comensales y algo de rifirrafe natural.
Para el comienzo de la segunda fase de las conversaciones, es de información general el menú-agenda de los cinco puntos: […] Asimismo, por ahora, no hay duda del apetito de los cinco y cinco presentes en la Mesa como parte de sus respectivas delegaciones. Sin embargo, en las condiciones del conflicto armado histórico-social, las conversaciones sobre la paz con sede en La Habana tienen y comienzan con dos distintos alfabetos. Por tanto, para poder avanzar requieren todavía una gramática común; o al menos, para comenzar, un breve diccionario de consulta sobre el significado de las palabras de fondo en las intervenciones de cada uno de los lados de la Mesa.
Sin la presencia de Humberto de la Calle y con el breve saludo y el retiro en seguida de Iván Márquez, la Mesa avanza en un prólogo que resulta imprescindible al respecto de diversos “asuntos metodológicos”. Con la presencia por parte del gobierno de Helena Ambrosio, Ricardo Santamaría, Eder y José Avendaño, tiene lugar un primer capítulo. A la par que la posición en el poder por “la solución militar” mueve su entorno social, así como el de sectores de las víctimas y los familiares en justo reclamo, y de las fuerzas armadas en retiro para marcar la opinión con politiquería, rechazo o pesimismo frente a la Mesa, el Gobierno ya dio un primer palmotazo sobre el mantel: definió la negativa y el límite para la participación de las organizaciones y los movimientos sociales.
La designación y la presencia del general retirado Mora Rangel tuvo sus intríngulis. Una vez el Presidente tomó la decisión, reunió e informó con tono de consulta a los generales, quienes manifestaron su acuerdo. En seguida, el mecanismo surtió igual para los oficiales en retiro, que en igual forma expresaron conformidad. Estos que llevaron a un evento con la presencia del general (r) Mauricio Vargas, de El Salvador; de la ex comandante guerrillera Nidya Díaz, del mismo país; de un general de Filipinas, y todo indica que también participó un general inglés que estuvo destacado en Irlanda del Norte. ¡Todos con experiencia en la firma de acuerdos y fin de los conflictos!
La oportunidad dejó abierto un debate sobre el “fuero militar”, y de contera sobre el papel y la validez de una “Comisión por la Verdad” con su trasfondo sobre la reparación a las víctimas, y la culpabilidad y responsabilidad por el paramilitarismo y la parapolítica, que están en mora.
Para los militares, el espíritu de cuerpo –que en nuestro Ejército, las Fuerzas Armadas y la Policía devino en complicidad y en reivindicación de impunidad– sacó a relucir opiniones como que para las filas “la verdad afecta más que la justicia”.
Desde otro ángulo, la vinculación del eln, con Mesa separada en forma definitiva ¿quiere el Gobierno o sólo en un primer momento?, pondrá en el temario el “asunto petrolero” y la “situación urbana”, tanto social como en relación con la estructura del suelo y su renta.
Todo un recuento de circunstancias que no facilitan la buena digestión con miras a la paz en “dos meses”, como prefigura el Presidente. Más complejo aún, dado el escenario nacional que está habilitado sin un cese de fuegos, y ya con las expectativas del primer plato las conversaciones están ante el desafío de evitar varios condimentos:
Pende una acción de las Fuerzas Armadas sobre la estructura de mando de la guerrilla, frente a la cual la Mesa puede quedar sin vino y sólo con tres patas. Y también, desde los sectores negados a la solución política, uno o varios golpes con la variante de terror para crear impacto en la población y conseguir desde su interés que revierta la posibilidad de paz. Por supuesto, la guerrilla mantendrá el hostigamiento y los paros armados, y puede preparar respuestas de mayor alcance.
La forma de la participación social de conjunto por la paz.
La significación precisa de la “dejación” de armas.
El “fuero militar”.
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