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Impunity

Impunity

Por los meses de octubre y noviembre Bogotá se cubre de una niebla gruesa y fría. Un paisaje casi líquido que remata en la alta cordillera sobre La Candelaria, Egipto y Las Aguas. En uno de esos días me encuentro con Impunity, una banda de sonidos oscuros y plomizos, tal como la tarde otoñal en que se desarrolla la entrevista. Impunity es un grupo que se mueve por carreteras secundarias, propias del nuevo rock, música ruda de pocos acordes, y una voz seca que rasga el aire. Sus temas emplean compases rápidos que raspan el puente de la guitarra interpretada por Jonathan Aldana, una percusión narrativa donde se alternan pedal y dos bombos a velocidad de fuego, la batería la ejecuta Marcela Díaz, el bajo varios tonos más grave de lo normal en manos de Camilo Saavedra, y la voz constante y rasgada de Robinson Velázquez, guitarrista y cantante. Pero Impunity es ante todo una banda recia, perteneciente a esa estirpe de artistas que encuentran su lugar en el mundo sin renunciar a sus principios.

 

Su sonido al galope entre la tradición y la experimentación parte del Thrash Metal, clásico preocupado por los problemas sociales. “Nos preguntamos cómo es posible que todo esto esté tan jodido y que sin embargo la música que más se escucha solo habla de rumbear e ir a discotecas. Por eso el nombre de la banda, porque queríamos hablar de la tragedia de este país, la impunidad, la gran impunidad. Lo hablábamos en las liricas y los temas que escribimos que tienen que ver con el nombre de la banda, las masacres de “Santo Domingo” o de “Mapiripan 1997”.

 

En “Manual PARA-CONVIVIR”, se habla de las cooperativas Convivir que legalizan el paramilitarismo. O en “Lo que cuesta la verdad”, que es un homenaje a Eudaldo Díaz, alcalde de El Roble, Sucre, quien fue asesinado, luego de denunciar amenazas contra su vida en un consejo comunitario del expresidente Álvaro Uribe. Consideramos que tantas cosas que pasan en este país no son normales por el contrario, estos hechos obedecen a intereses particulares de grupos políticos y económicos que tanto desde la legalidad como desde la ilegalidad han hecho camino de barbarie en la población, y vale la pena que la gente caiga en cuenta de esto a través de la música y que esta no sea un simple adorno. Como diría Paco Ibáñez en una de sus canciones: “nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno”. No andamos pensando en ser músicos de conservatorio, muy virtuosos o hacernos ricos. Tampoco es nuestro propósito llegar a todo el mundo, no importa a cuantos lleguemos, pocos o muchos, pero que llegue un mensaje. Nuestro ideario no es sonar bonito y producir una música sin alma que le guste a todo el mundo, queremos un púbico sensible que busque temáticas más allá de lo que difunde la radio y el mercado. A nosotros no se llega para evadirse de la realidad, queremos llegar a un público perceptible y de mente abierta.

 

La banda aun es joven, y sus integrantes no exhiben una larga trayectoria (aunque todos ya habían pasado por otras agrupaciones). Sin embargo, se han afincado en un sonido y un esquema de presentación que los hace auténticos y universales a la vez.

 

Impunity: “Tenemos un gusto superior por el metal, como por encontrar un común denominador entre lo que nos gusta a los cuatro. Sin embargo, no estamos encerrados en el género. Más allá del Trahs, Heavy o Deth, podemos decir que tenemos un origen en los sonidos pesados y las letras que se ocupan del tema social o de resistencia al modelo económico y político. Pero a su vez nos gusta y oímos con frecuencia otros géneros musicales: Punk, Nueva Trova, música andina y otras corrientes del Metal. Una lista que puede empezar en: Kreator, Destruction, Sacred Reich, Kruiz, Hermética. Y pasar a León Gieco, Silvio Rodríguez, regresando a Parabellum, Masacre y Reencarnación.

 

El primer instrumento que compramos fue un bajo, esto lo hicimos mediante una “vaca”, nos encontrábamos todas las semanas y llenábamos el marranito hasta tener toda la plata. No era un bajo de alta calidad, era un bajo nuevo pero de marca chichi, conseguir cualquier dinero no es fácil y una compra de $400.000 era mucha plata para nosotros. Todo ha sido con gran esfuerzo, uno de los miembros de la banda vendía dulces en la universidad y con eso compró la guitarra. También ahorramos para la batería. Los instrumentos no son de uso privado todo es colectivo. Y entre todos pagamos el curso de batería de Marcela, que resulto buena idea porque su figura en las baquetas le ha dado carácter a la banda”.

 

Marcela: “Cuando empezamos la banda yo no tocaba batería, tocaba bajo, así que empezamos a buscar a alguien que fuera buen baterista, pero por la misma línea de pensamiento del resto del grupo. Uno se encuentra con mucha gente que quiere ser “estrellita del rock” y no le interesa el verdadero significado que le otorgamos al metal. Ante esto les dije: “páguenme clases de batería”, y ya, me senté a tocar.

 

Estimo que fue una buena decisión porque no se encuentran muchas mujeres en bandas de Metal. El género es muy machista y no falta el que te mira raro, pero yo aporto desde mi condición de mujer no sólo a la música, sino a la comunidad en general. Estamos dando un mensaje a los que les gusta el Metal y a las mujeres que se encuentran en la escena sobre la posibilidad de ser metaleros, sin ser machistas, ni discriminadores”.

 

Impunity: “Nuestro primer concierto lo organizamos nosotros mismos. Aquí existen una serie de personajes que organizan conciertos y te exigen vender un número de boletas para que la banda pueda tocar en un bar. Es decir, que uno termina pagando por tocar en un evento donde un personajillo llena un bar con los amigos y fans de las bandas, y él se gana el “cover” y el consumo. Las bandas tocan gratis y el único que se beneficia es el organizador del evento. Lo hicimos con bandas amigas, en un bar en Santa Helenita; y de esta manera nos ayudamos entre todos y se hizo algo más cooperativo. No se trataba de darle ganancias a un solo tipo, sino de construir una actividad de beneficio mutuo.

 

Luego hemos tocado en diversos bares de la ciudad, en el Restrepo, en la Avenida 1° de Mayo, Bosa, Usme, Suba, Engativá, Ciudad Bolívar, también en Chía, en fin. Hemos participado en festivales como el “Terrorizer Metal Fest”, “Gritos de Paz”, “Tus Santas Muertes”, en la Universidad Nacional sonamos en apoyo a la MANE, allí conocimos a los pelados de la Red de Bandas de Metal Latinoamericano y en general a partir de andar la escena hemos conocimos bandas y personas que estaban en lo social como Metalmorfosis Social, la Red de Bandas en Resistencia y los amigos del Colectivo Kirius. A su vez, nosotros nos sentimos parte de cada una de estas organizaciones que difunden música comprometida y en resistencia, nosotros trabajamos en ayudarles a difundir sus proyectos y avanzar en integrar todas estas iniciativas.

 

Una de las experiencias más interesantes la vivimos cuando grabamos nuestro primer demo y el tema: “Die Coke”, éste cruzó fronteras y generó identidad en un grupo de trabajadores de Coca Cola en los Estados Unidos. Se trata de un grupo de latinos y afroamericanos que luchan contra el racismo al interior de esta multinacional, se hacen llamar “The Coke 16”, inicialmente eran 16 trabajadores despedidos por razones de discriminación racial. Nuestra canción habla del asesinato de sindicalistas de Coca Cola en Colombia y ellos se dan cuenta que el problema con Coca Cola es más grande. Ellos dicen: “Uy estamos cortos, no sabíamos que en Colombia varios trabajadores de Coca Cola han sido amenazados, atacados y asesinados”, y se conectan con la historia del sindicato que recoge a los trabajadores de Coca Cola en Colombia que es Sinaltrainal. Y a partir de allí han venido desarrollando un movimiento de denuncia contra los atropellos de la multinacional que se centran en la campaña “GLOBAL BOYCOKE”. Por tanto es muy estimulante haber formado parte de este proceso y contribuir en la difusión de los problemas de los trabajadores y apoyar esta campaña.

 

Hemos grabado dos demos, el segundo se llama: “Manual PARA-CONVIVIR”, los temas en vivo que se encuentran en el, los grabamos en la localidad de Engativá durante el festival “Decimetal Fest”. Digamos que esta producción nos refleja mejor que el primer material porque tiene más temas y recoge un momento de mayor madurez de la banda. Ahora lo que viene es seguir tocando, mientras la gente esté ahí y reconozca nuestro trabajo y nuestro papel. No pretendemos ser grandes músicos, pero queremos ser genuinos y hacer las cosas con calidad. Bueno, eso es Impunity.

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