
El presupuesto de la salud tiene sus días contados. Para los últimos de este mes, los hospitales tendrán que cerrar sus puertas para la atención pública por que el gobierno nacional no ha girado los dineros para su funcionamiento. En consecuencia, miles de usuarios quedarán a la deriva de sus tratamientos, claro, si la sociedad no reacciona en este tiempo de agonía.
La proximidad de la crisis propició que, por primera vez en la historia del país, se reunieran en Bogotá los secretarios de Salud de todos los departamentos y principales ciudades del país, así como gerentes de hospitales. Su llamado fue unánime: le pidieron a sus connacionales que se manifestaran para denunciar la difícil situación de la salud, los llamaron a movilizarse para obligar al gobierno central a reaccionar. desdeabajo aprovechó el evento para entrevistar a Aldo Cadena, secretario de Salud del Distrito, quien ratificó la proximidad y peligrosidad de un cierre de los hospitales públicos.
“Los hospitales tienen presupuesto hasta el mes de noviembre y terminado ese dinero cerrarán los servicios, por eso la reunión, como una alerta temprana, para evitar que todo esto conlleve a que terminen muriendo en las puertas de los hospitales los enfermos que requieran una intervención urgente”, explico Cadena.
La agonía
La crisis se generó porque los hospitales tienen que cobrarle sus servicios a un intermediario llamado Empresas Promotoras de Salud (EPS), que no cancelan sino el 60 por ciento de lo que producen y el presupuesto de los hospitales se logra de lo que facturen. Es decir, que del cien por ciento ellos solo reciben el 60, con lo cual se acumula –poco a poco– un déficit, es así como para noviembre el presupuesto estará agotado y no podrán seguir atendiendo. Esta es la explicación del funcionario.
Y explicó “Este es uno de los puntos que genera crisis en el sistema de salud, además de los limitados tratamientos para quienes lo requieren, o la estrecha lista de enfermedades reconocidas por estas EPS para tratar. Es decir, que el actual sistema ha causado más muertos que la misma violencia que vive nuestro país”.
El eje principal del problema es que la salud la convirtieron en un producto que sale al mercado, es decir, que la salud se convirtió en un negocio que –día a día– dinamita un derecho y un servicio vital, para convertirla en un producto de mercado.
“Cuando los derechos fundamentales se convierten en un negocio, afecta al ser humano y solo responde al capital, que es desalmado, inhumano, solo responde a los intereses de los dueños de esos negocios, pero deja a los necesitados al margen de lograr una salud digna. Si los empresarios quieren que el negocio sea próspero, no pueden hacer caridad. No importa quién llegue a solicitar el servicio, niños o ancianos, mujeres embarazadas o accidentados, a ninguno de ellos pueden ayudar. Todo está respaldado en un esquema frío de mercado”. Y fue con esta realidad que toca a la puerta de los hospitales y demás centros de salud que se realizó el encuentro de gerentes de hospitales y secretario de salud del país.
Pero no solo fue el Encuentro, en menos de veinte días dos grandes movilizaciones de los empleados de la salud, coparon vías y parques en las principales ciudades del país, todas con el mismo fin: presionar al gobierno nacional para que la salud deje de ser un negocio, acabar con las EPS y garantizar el derecho de tratamientos dignos, acordes con las necesidades de los pacientes.
Por un paro general
Pero otros sectores de la salud también hacen sentir su voz. Para los dirigentes de los trabajadores hospitalarios la próxima protesta será un paro general de todos los hospitales que comprometa a los empleados del gremio, así como lo han hecho en las diferentes marchas realizadas en estos últimos meses.
En la última realizada en Bogotá, más de 15 mil personas marcharon por ese derecho vital. La movilización afectó la movilidad de la avenida Caracas, hacia el norte y la calle 19, en ambos sentidos, la avenida circunvalar y la calle 26, generando un monumental trancón que, según los participantes debería bloquear toda la ciudad, para que los habitantes entiendan la gravedad de la crisis y la factibilidad del paro que se avecina.
La masiva aglomeración inició pasadas las ocho de la mañana en las inmediaciones al Parque Nacional, en la carrera séptima, entre las calles 39 y 36, y con el lema ‘Salvo mi hospital’, funcionarios de hospitales, gremios, asociaciones y comunidad en general protestaron por la crisis ya descrita.
La deuda de las Empresas Promotoras de Salud (EPS) con la red hospitalaria del Distrito supera los 260.000 millones de pesos, este incumplimiento impide el pago de salarios a los trabajadores, para poder cubrir los compromisos con los proveedores.
Reforma al proyecto
En pleno marco de la protesta, el ministro de Salud, Alejandro Gaviria, anunció que retiraría del proyecto de reforma a la salud que tramitan en el Congreso, el artículo que les quitaba a las universidades la facultad de formar a los especialistas para que lo hicieran los hospitales; sin embargo, el anuncio no impidió la protesta del gremio médico, que ve el proyecto como nefasto y regresivo para el sector y los pacientes.
Por eso, la marcha de batas blancas realizada en todo el país unificó a médicos, enfermeras y directivos hospitalarios con internos, residentes, pacientes y todos los trabajadores y proveedores, «porque no peleamos solo por nuestro salario y la educación sino por la salud de los colombianos», explicaban los trabajadores de la salud.
Para ellos, la reforma no soluciona los problemas de fondo, que es el deterioro de la relación médico-paciente, en la que el paciente siente que cuando consulta «tiene que pelear por el servicio», explicó otro de los manifestantes.
Carmen Mayusa, secretaria ejecutiva de Anthoc, argumentó que la reforma conserva la intermediación de las EPS (ahora Gestoras de Salud). “La protesta es la indignación por la inoperancia de las EPS. La intermediación financiera no desaparece, que se vayan a hacer negocios con otras cosas, no con la salud”.
“La reforma perpetúa y empeora la Ley 100 y afecta a los médicos en lo gremial, salarial, académico y científico. La Ley 100 coartó el libre ejercicio de la profesión porque estandarizó el salario y puso intermediarios para decidir qué pacientes atender y cómo cobrar. En Colombia los trabajadores de la salud no estamos en libertad, la mayoría no pueden ordenar procedimientos ni ayudas diagnósticas ni recetar los medicamentos que consideren necesarios, sino los establecidos por la ley. Desde la Ley 100, para acá, todo el sistema de salud se ha deteriorado en contra de los intereses de los usuarios”, explicó la sindicalista.
Una velatón nocturno
Una tercera protesta se organizó la primera semana de noviembre en Bogotá. Apenas la noche cubrió el día, un carro fúnebre y un ataúd encabezaron la segunda marcha de ese día, para la cual y en la cual: médicos, estudiantes de medicina y pacientes se reunieron en lo que llamaron ‘velatón’ en donde no menos de 3.000 manifestantes con velas encendidas iluminaron la Plaza de Bolívar.
“La salud está muerta, nuestro Gobierno la mató”, afirmó un médico que participó de la protesta. “Estamos en un velorio, la reforma a la salud que transita en el Congreso tiene que hundirse porque es peor que la original Ley 100 que tanto daño le ha generado a los colombianos”, explicó.
“Estamos preocupados porque la reforma a la salud que presentó el Gobierno es perversa”, aseguró otro médico.
Para los distintos sectores del sistema, las velas seguirán encendidas y las protestas continuarán hasta que el Gobierno ofrezca una solución de fondo a la crisis en el sistema.
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