Tras las jornadas de lucha que durante el 2013 volcaron sobre las principales vías del país a miles de campesinos e indígenas, el movimiento agrario colombiano llama a la realización de la cumbre agraria, campesina, étnica y popular por realizarse en la ciudad de Bogotá. Los retos y expectativas son muchos. Veamos.
Sucedió en el 2013: los paros agrario y cafetero, con su fortaleza, demostraron que los movimientos campesinos, indígena y afro están en plena recomposición. Sus luchas dejaron en claro la necesidad de articulación y fortalecimiento de las organizaciones de base, así como de unidad del conjunto de procesos, agendas y actores.
El llamado a esta cumbre, por tanto, es el resultado de esta evidencia, traducida en clamor. En ella sus convocantes pretenden construir acuerdos para la movilización, avanzar hacia el pliego unitario y hacer un llamado a la unidad del conjunto del movimiento social y popular.
Aunque aún no definen con plena exactitud la agenda que abocarán, sí existe consenso sobre la necesidad de discutir sobre: economía propia, economía del despojo, territorio y territorialidad, minería, energía y campo, cultivos de coca, amapola y marihuana, paz con justicia social, ruralidad y sectores populares. La Cumbre cerrará el día 17 de marzo con una movilización.
Con respecto, a un posible nuevo paro agrario, Alejandro Mantilla –Congreso de los Pueblos– manifestó que: “En la cumbre hay un cierto consenso de avanzar hacia una nueva movilización, que posiblemente se genere, incluso, en el primer semestre de este año. Una movilización que será fuerte, que recogerá las expectativas de la gente. No obstante, hay un consenso de que una movilización hay que trabajarla y no decretarla. La cumbre llamará a la movilización, pero no por decreto de las organizaciones que están presentes allí, sino por la acción conjunta del movimiento social”.
La importancia de esta cumbre radica en que sus apuestas se concreten y surjan como ejemplo de unidad, como semilla de recomposición de las luchas agrarias, sociales y populares, para lo cual es necesario que:
- Exista una verdadera vocación de unidad. Las distintas organizaciones convocantes de esta Cumbre deben comprender que el escenario actual es favorable para emprender la lucha agraria, debido al creciente apoyo popular, pero que solo llegará a buen término cuando cada organización deje de pensar que su proyecto es mejor que el otro, que sus acumulados son mayores y que por ende, debe subordinar a las demás. Un llamado que intenta llegar especialmente a los jóvenes –y en general a los nuevos activistas–, llamados hoy a transformar estas prácticas.
- La construcción de la Cumbre y de los posteriores escenarios de movilización propicien la generalización del descontento popular, permitiendo que la imaginación y la creatividad de miles de hombres y mujeres se potencie, y desborde con ellas las calles y las plazas, con una cuota de “espontaneidad”, para construir un sujeto social diverso, ese sujeto social que vaya más allá de las organizaciones políticas y sociales, ese sujeto que discuta sobre la democracia, sobre la defensa de lo público, sobre la política agraria, y proponga un país diferente.
- Las reivindicaciones que se propongan en el pliego unitario deben cuestionar el modelo agropecuario del país, pero no sólo esto, alcanzar acuerdos concretos que permitan empezar a solucionar las problemáticas del campo. Las movilizaciones no deben ser una parte más del paisaje, deben convertirse en el camino para alcanzar verdaderas transformaciones sociales.
Recuadro
Para no olvidar
El Paro Nacional Agrario y Popular de 2013, ciertamente propició que múltiples sectores discutieran sobre la política agropecuaria, pero no logró materializar una acción más unificada del movimiento agrario. Las mesas de negociación regionales no lograron un proceso conjunto, con un pliego unitario, aunque la movilización fue masiva se evidenció la fragmentación característica del movimiento agrario y social en su conjunto; ante esto, Santos instaló el Gran Pacto Agrario.
Sin embargo, el 12 de septiembre de 2013 mientras Santos convocaba al lanzamiento del Pacto Agrario, organizaciones como la MIA (Mesa de Interlocución y Acuerdo), el CNA (Coordinación Nacional Agrario) y la Onic (Organización Nacional Indígena de Colombia) convocaban al lanzamiento de la Cumbre Agraria, ante la evidencia de que el Pacto Agrario no era un cambio en la política agropecuaria nacional, sino más bien, su perpetuación con la más descarada figura de Alianzas Productivas, y que con ello, el gobierno no iba a cumplir los pocos acuerdos a los que se llegaron en las mesas de negociación. Además, su interés era dividir al movimiento agrario, porque como lo dice Pablo Tatay, miembro del Cric (Consejo Regional Indígena del Cauca): “El gobierno está intentando vincular gente al Pacto, de hecho está poniendo de requisito entrar al Pacto para discutir”.
En octubre, a través de la Minga Indígena, Social y Popular, el movimiento indígena se movilizó por sus demandas, organizando 18 sitios de concentración en el país, con más de 40.000 manifestantes, que negociaron con el gobierno sobre los acuerdos incumplidos en materia de tierras, la conformación de resguardos indígenas, y el reconocimiento y cumplimiento de la autonomía territorial presente en el convenio 169 de la OIT y aprobado por la ley 21 de 1991.
Igualmente, en diciembre se desarrolló la pre cumbre agraria y nuevos actores del campo integraron esta iniciativa, como la MUA (Mesa de Unidad Agraria), el PCN (Proceso de Comunidades Negras) y Asocampo (Proceso campesino de la Comosoc (Coalición de movimientos y organizaciones sociales de Colombia), que esencialmente discutieron la proyección de la cumbre que se desarrollará en marzo del 2014, y convocó a la organización de cumbres regionales, en desarrollo por todo el país.
A su vez, en las últimas reuniones sostenidas para el desarrollo de la cumbre, Dignidad Agropecuaria propició acercamientos. Al parecer esta cumbre agraria, campesina, étnica y popular sí reunirá al conjunto de procesos agrarios con asiento en el país.
Violación de los DD.HH.
El paro del 2013 dejó un saldo de 338 heridos, 15 muertos y cientos de detenidos. El 22 de octubre, la Minga Indígena, Social y Popular reportaba 138 heridos: 12 de gravedad y 3 por impacto de bala1.
Pero la represión no cesa. Fredy Molano, integrante de Marcha Patriótica denunció que: “El 3 de febrero desapareció un líder campesino miembro de Aheramigua (Asociación de hermandades agroecológicas y mineras de Guamocó) y de la Marcha Patriótica, que estuvo participando en el paro agrario”. Esta situación de inseguridad y violencia, “dificulta la construcción de esta cumbre agraria”. Igual sucede en otros lugares del país, donde la presencia militar, los hostigamientos en contra de los líderes y las amenazas no cesan. Pese a ello, la preparación de la cumbre continúa, y muy seguramente lo que allí se defina –protestas, paros o jornadas similares– tomará cuerpo en el día y la hora señala.
1 http://cms.onic.org.co/2013/10/minga-indigena-social-y-popular-lanza-campana-humanitaria-en-favor-de-pueblos-afectados/onic.org.co/2013/10/minga-indigena-social-y-popular-lanza-campana-humanitaria-en-favor-de-pueblos-afectados/
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