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Esperanza para unos, discordias y odios para otros

Fotografía: Daniel Esteban Rico Plazas
Fotografía: Daniel Esteban Rico Plazas

Siempre se ha dicho que la izquierda tiene una capacidad infinita de división. La recuperación de la personería jurídica de la Unión Patriótica, y las intensas contradicciones entre quienes se definen como sus verdaderos voceros, parecen confirmarlo.

 

San Vicente del Caguán fue uno de los lugares de mayor influencia de la Unión Patriótica (UP). Por consiguiente el lugar favorito de los sicarios que le quitaron la vida a cientos de militantes. Con la restitución de la personería algunos de los más experimentados luchadores sociales de ese municipio declararon la importancia de este reconocimiento.

 

En 2001 el Consejo Nacional Electoral determinó negarla la personería política a éste movimiento. Su argumento: en tanto la UP no tiene representantes elegidos a cuerpos colegiales por el favor popular, en tanto no tiene votos, pierde la personería. El argumento de los upesitas es que sí tiene los votos y los candidatos pero no la garantía para que estos no sean asesinados. Doce años después, respondiendo a demanda interpuesta, el Consejo de Estado encuentra validez en este argumento y restituye la figura jurídica.

 

La noticia alegró a los habitantes de la antigua zona de distensión, pero al mismo tiempo los alertó frente a posibles retaliaciones en contra de los leales militantes que en su mayoría consideran el fallo como un primer paso para paliar las injusticias que un día vivieron.

 

Memoria viva

 

Para Luis Eduardo López Godoy, veterinario que vive en el pueblo desde hace casi 30 años, el despeje no buscaba una negociación. Lo que pretendía el gobierno era ubicar las posiciones de la guerrilla e identificar a todos los que tenían contacto con los insurgentes para después pasarles cuenta de cobro.

 

“Esa medida ya la habían aplicado con todo éxito a la Unión Patriótica. La guerrilla planteó un partido político y el gobierno lo utilizó para medir el grado de oposición que había, y cuando verificó que era mucha, los asesinó. Algunos nos internamos en el monte para salvar la vida, otros más pudientes se fueron del país. Los que no hicieron lo uno ni lo otro, los asesinaron”, explica el veterinario.

 

“¿Usted sabe por qué los pedazos de cadáveres los tiran al río?, porque él no oye, no ve, no habla y siempre se lleva lo que le caiga. ¿Usted sabe por qué los batallones de la policía o del ejército están al lado del río? Por eso mismo, para echar los muertos inocentes que ellos producen. Ahí se fueron muchos simpatizantes de la Unión Patriótica y eran personas inocentes, y esos que tiraron al rio no están registrados”.

 

 

Guillermo Peña Serrano. Otro de los líderes de la UP que resistió la guerra sucia. (Fotografía: Daniel Esteban Rico Plazas)

 

El doctor López vive al frente de la estación de policía, sus amigos siempre le dijeron que seguiría vivo hasta cuando se trasteara de casa. El sigue vivo. Cuenta como una noche descubrió que la estación estaba vacía, sin pensarlo dos veces sacó a su mujer y sus perros y corrió lejos de su casa. Sus sospechas eran ciertas: algunos minutos después una bomba de alto poder destruyó toda su casa y parte de la estación de policía; “cuando llegué a ver los destrozos el comandante me preguntó por qué estaba vivo y como era que no estaba en mi casa a la hora de la explosión. Yo le respondí contra preguntando ¿es que usted quería que esa bomba me matará? El oficial me miró con rabia y se retiró en silencio”.

 

El médico veterinario, con la energía de siempre y la confianza en las ideas que ha defendido e impulsa desde hace años, asegura que “no estamos lejos de que a la presidencia de Colombia llegue el poder popular. Eso va a ser más pronto que tarde, y ahí estará la U. P”.

 

Otro campesino, Guillermo Peña Serrano, uno de los fundadores de la U. P en Puerto Rico, Caquetá, cuenta que “los dueños del poder nos quitaron la posibilidad de hacer política, con la restitución se logró recuperar”, pero, advierte, “puede ser una trampa para repetir la masacre, por eso se debe preparar al pueblo en la organización y en los derechos humanos”.

 

Alberto Paredes Cortés fue uno de los líderes que sobrevivió refugiándose en San Juan de Lozada y después en San José de los Posos. En los dos pueblos se cambió el nombre y por años se mantuvo en silencio, para evitar ser identificado. Después regresó a San Vicente donde creó la Alianza Social Comunitaria (Alsoco) y comenzó un nuevo proceso de construcción del poder popular.

 

Con la resurrección de la U. P. don Alberto no esconde dos sentimientos encontrados: la preocupación por la división de la izquierda, pero si se logra la unidad, el convencimiento del triunfo de ésta.

 

Las diferencias

 

Como una buena descripción de lo que sucede con la izquierda en Colombia, más se demoró El Consejo Nacional Electoral en restituir la personería jurídica que en presentarse enfrentamientos por la misma.

 

Un sector encabezado por Omer Calderón, Jael Quiroga y la dirección del Partido Comunista que, según ellos, realizaron un pleno en abril al que convocaron a los simpatizantes para su activa participación toda vez que asistirían Aida Avella y Hernán Motta. Según el anuncio, viajarían a Colombia para hacer un homenaje a la memoria de Mario Upegui en el primer año de su muerte. Lo cierto es que ninguno de ellos viajó, pero el evento fue aprovechado para elegir la junta directiva donde Calderón fue designado como presidente. En el evento no hizo presencia el movimiento de Hijos e Hijas, ni los militantes de base ni los que ocuparon curules de esa organización y se encontraban en Colombia.

 

Por su parte, el otro sector lo integran aquellos que lograron recuperar la personería y se hacen llamar militantes de base. Lo conforman, entre otros el ex magistrado Jaime Araujo Rentería, Ricardo Sebastián Pérez Gonzáles, e Isidoro Morantes, hermano de Jacobo Arenas. Para ellos la presidencia debe ser elegida por el pueblo, por lo cual están organizando el Quinto Congreso, por realizarse el 13-15 de septiembre en Bogotá, en la sede de Asociación Distrital de Educadores, sede sur.

 

Con la “resurrección” de la personería los enfrentamientos, inicialmente, fueron sobre quién merecía tenerla, pero la discusión ha pasado de lo ideológico a lo personal, con calificativos que van desde anti-comunistas, oportunistas y descompuestos, cerrando cada vez más la posibilidad de una alianza donde todos participen.

 

Luis Eduardo López Godoy. El hombre que denunció al ejército de asesinar a los jóvenes (Fotografía: Daniel Esteban Rico Plazas) 

 

Las tensiones se ahondan. Ante una contradicción que no parece tener resolución efectiva, la dirección de Omer Calderón, Jael Quirola y el Partido Comunista iniciaron la preparación de un Congreso que se anticipe al de los militantes de base, para poder elegir una dirección ejecutiva que el Concejo Nacional Electoral reconozca, y poder así ser los “propietarios” de la personería jurídica del movimiento resucitado. Sin duda, en la personaría de este movimiento se encuentra una vía para romper definitivamente con el Polo y lograr los avales para las próximas elecciones, aglutinado en esa perspectiva sectores de otros movimientos como Marcha Patriótica.

 

Estas son las dinámicas de la lucha política. Es así como los temores de algunos militantes de base, como los veteranos de la zona de distensión, se confirman, y su confianza en el triunfo de la izquierda se disipa en el deseo.

Información adicional

LA RESURRECCIÓN DE LA UNIÓN PATRIÓTICA:
Autor/a: Guillermo Rico Reyes
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