A un año de cumplirse el plazo fijado por la ONU para el cumplimiento de los Objetivos del Milenio, el PNUD publica el informe sobre Colombia, el cual genera interrogantes sobre las causas y las consecuencias de las problemáticas colombianas.
¿Cooperación internacional y política pública nacional?
El informe: “Objetivos de desarrollo del milenio, Colombia 2014” publicado a inicios de marzo, hace un balance del avance del país desde el informe “Hacia una Colombia equitativa e incluyente” (2005). Sin embargo, con un título de semejante magnitud, cualquiera podría pensar que lo que se propone allí tendría mayor alcance y contundencia en cuanto a temas y metas. Sin embargo, estos objetivos tienen que ver con exigencias mínimas a los Estados, en ocho aspectos puntuales:
1. Erradicar la pobreza extrema y el hambre.
2. Lograr la enseñanza básica universal.
3. Promover la igualdad de género y el empoderamiento de la mujer.
4. Reducir la mortalidad en los niños menores de 5 años.
5. Mejorar la salud materna.
6. Combatir el VIH/SIDA, el paludismo y otras enfermedades.
7. Garantizar la sostenibilidad del medio ambiente.
8. Fomentar la alianza mundial para el desarrollo.
En ese sentido, el título del acuerdo podría haber sido sencillamente: “Objetivos mínimos de los gobiernos a 2015” aunque si se llamara de esa manera, el riesgo que implicaría para los gobernantes de los países miembros, sería –en caso de no llegar a cumplir los objetivos1– el de transmitir un mensaje de incompetencia, falta de voluntad política, ejecución, etc. Tal incumplimiento sería un serio cuestionamiento a la función de los políticos y contaría con demasiada contundencia para que la opinión pública nacional e internacional se preguntara no solo, por qué los gobiernos se muestran incapaces de cumplir con metas mínimas de “desarrollo”, sino que abriría la puerta a la pregunta de, si el modelo bajo el cual vivimos es en realidad el mejor en tanto se sigue generando riqueza, explotación de recursos naturales, crecimiento de la economía, etc, pero al mismo tiempo, mayor pobreza, depredación y concentración.
Al leer los objetivos que busca alcanzar el país, los cuales tienen como fecha límite de cumplimiento el 2015, no podemos dejar de preguntarnos: ¿Estos mismos temas no hacen parte sustancial de las políticas públicas del país? ¿No ha sido la pobreza, el hambre, la educación, la vida, la salud, etc, de los ciudadanos, el motivo permanente de las políticas públicas? ¿Cuál es la diferencia entre una iniciativa de cooperación internacional y una política pública nacional? en definitiva: ¿Por qué políticas públicas y cooperación internacional juntas, no logran paliar estos problemas? ¿Será porque ambas no generan acciones frente a las causas estructurales?, por ejemplo la tierra:
“En el sector rural aumentó la tasa de pobreza entre 2011 y 2012: pasó de 46,1% a 46,8%, es decir cerca de 80.000 personas. El PNUD, en su último Informe de Desarrollo Humano “Colombia razones para la esperanza” señaló que el 75,5% de los municipios colombianos tienen características predominantemente rurales. En ellos habita el 31,6% de la población y cubren el 94,4% de la superficie.
[…]
Si se analiza la pobreza a nivel departamental, territorios como Chocó, Cauca y Córdoba tienen tasas por encima del 60% y otros como Bogotá de 11%. Dichos indicadores indudablemente son un reflejo de las diferencias en la actividad económica y los mercados laborales locales. Hay que resaltar que los territorios con más altas tasas de pobreza son mayoritariamente poblados por minorías indígenas y afrodescendientes.”2
Este indicador del informe deja ver que la pobreza no solamente ha crecido, sino que no está relacionada exclusivamente con la pobreza individual: el nivel de ingreso, el empleo; sino de una manera más amplia: con lo regional, departamental y nacional (léase políticas públicas, gobernabilidad, inversión, etc.) así como la pertenencia al sector rural, incluso a ciertas minorías. Tenemos por lo menos tres variables gruesas: Las políticas públicas de los gobiernos, lo rural y la discriminación. La pobreza, está ligada a sus elites políticas y económicas, a su forma de concebir leyes, presupuestos, priorizaciones, inversiones y proyecciones que se realizan en los Planes de Desarrollo, es decir, a su forma de gobernar. Y es a esa forma de gobernar a la que se le confía la transformación de tal situación, cuando ella es causa de la misma. ¿Un círculo vicioso?
No podemos olvidar la generación de pobreza en relación a la política internacional del país, el lugar que ocupamos en el concierto internacional como proveedora de materias primas, gracias a por ejemplo, la explotación minera, la cual genera ese lugar común en las democracias suramericanas: Riqueza para multinacionales y –no solo pobreza económica a quienes cuentan con la desafortunada circunstancia de ser de la región–, robo de tierras, amenazas, desplazamiento y asesinato para los pobladores. A nivel nacional se genera un impacto ambiental, precisamente el sexto objetivo del ODM: “Garantizar la sostenibilidad del medio ambiente” en el cual, el informe señala un “progreso significativo”.
¿Progresos significativos?
¿Existe demasiado optimismo del PNUD al decir que en el país se han alcanzado: “progresos significativos” en relación a la “Sostenibilidad del medio ambiente”, en tanto existen estadísticas que dan cuenta de avance en ciertas problemáticas puntuales como la reforestación?
Uno de los “logros indiscutibles” que se presentan en este apartado hace referencia a: “las áreas reforestadas y restauradas, que también se logró de manera anticipada al reforestar 23.000 hectáreas por año”. Pero, ¿Cómo considerar la reforestación por fuera del entramado medioambiental del país? ¿Cómo valorar este logro cuando existen minas de oro y carbón que están o bien en riesgo de ser explotadas en los Parques Nacionales Naturales (Yaigojé, Apaporis) o en medio de explotación ilegal (Farallones de Cali) o en plena explotación legal? (en el páramo de Pisba en el departamento de Boyacá, existen 88 títulos de explotación minera legales, los cuales tienen un área de explotación de 13.508 hectáreas). Estos “logros indiscutibles” resultan tangenciales a los problemas estructurales del medio ambiente en el país y los problemas que tenemos en por ejemplo, conservación de Parques Nacionales Naturales, Santuarios de flora y fauna, páramos y bosques.
¿El neoliberalismo no está?
Si hay una realidad que atraviese a los países, si hay algo que tenga impacto directo en el crecimiento y desarrollo de las naciones son las políticas neoliberales, las cuales tienen la audacia de esconderse en balances, diagnósticos, recomendaciones, etc. Precisamente por esto, los ODM están direccionados a paliar los efectos de esa crisis causada por medidas económicas y políticas, sin ir a las causas.
En Río + 20 el único resultado concreto de la cumbre consistió en designar una Comisión de 30 miembros para que estudie los Objetivos de Desarrollo Sostenible, que reemplazarán a los llamados Objetivos del Milenio, habrá que ver si en esos nuevos objetivos el neoliberalismo como uno de los responsables directos de la crisis ambiental, social, económica que vivimos aparece como uno de los efectos a superar, para alcanzar un “Desarrollo sostenible”, la pregunta es ¿Sostenible para quién?
1 Aunque siempre será posible –como de hecho ya lo han demostrado algunos gobernantes de la región–, transformar –ahí sí, de fondo–el modelo estadístico gubernamental con el que se establecen los indicadores, bajo los cuales se alcanza o no una meta de los objetivos.
2 Pnud (2014). Objetivos de desarrollo del milenio, Colombia 2014. Página 12.
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