Las orejas del lobo

Siempre se ha dicho que “escoba nueva barre bien”, pero en el caso de Cali, con la nueva administración de la ciudad en cabeza de Alejandro Éder, tenemos la excepción: barre, pero con programas, personal y recortando el indispensable presupuesto para su implementación. Malos aires para la comunidad, en estos primeros meses de un administración que no gobernará en favor de las mayorías.

Así se desprende del caso concreto de los comedores comunitarios –762 existentes a diciembre 2023–, un programa con alto impacto social: 89.675 beneficiados diarios de una ración –almuerzo– caliente; 2.600 voluntarias (85% mujeres) que los hacen viables, 45 personas contratadas para la coordinación de todo lo que su operatividad implica, más 150 personas para el convenio de asociación con la Pastoral Social. Comedores en los que, además de alimento biológico se ofrece alimento mental –acompañamiento psicosocial–, jornadas de salud, recuperación nutricional para niños priorizados por la Secretaria de salud, apoyo para huertas y emprendimientos.

Tapándose los ojos ante tamaña realidad, en una ciudad impactada por una evidente y creciente desigualdad social, la nueva Alcaldía despliega una podadora presupuestal que elimina los recursos financieros para costear los equipos administrativo y financiero, técnico, logística, jurídica y autosostenibilidad. Poda que también reduce las partidas económicas para los equipos para el acompañamiento psicosocial que se ofrece a la comunidad en general, y a las personas más golpeadas por el empobrecimiento y que los obliga a recurrir a estas sedes en procura de alimento; también desaparece el comedor humanitario de reacción inmediata. Como si fuera poco, transfiere obligaciones presupuestales al Asociado Operador tales como la suscripción de la póliza de riesgos inherentes a la cocina, la adquisición de kits de dotación (además multiplicados en frecuencia, pasando de ser una vez al año a una vez por mes), la provisión de los pendones de marca institucional y la realización de la jornada anual de trabajo e integración con las gestoras de los comedores, entre otras actividades; elimina el apoyo para la generación de emprendimientos y huertas comunitarias, tan importantes para el desarrollo de la autosostenibilidad y la autogestión. Ni el proyecto de recuperación nutricional para los niños priorizados por la Secretaría de Salud, se salva de la poda.

Es una cuchilla con la cual pretenden rasurar una vivencia comunitaria, la misma que plasmó parte de su labor colectiva de ocho años en su proyección presupuestal, perspectivas que han ido creciendo a la par de la cobertura, la cual pasó de manera exponencial de 4.400 beneficiados diarios en 2016 a 89.675 mil, hasta diciembre de 2023, atendidos en la rad de 762 comedores comunitarios existentes a la fecha.

Veamos, punto por punto, lo que pretenden:

El personal

Los equipos que pretende eliminar la actual alcaldía, a través de la Secretaría de Bienestar Social, son fundamentales para el correcto desarrollo de las acciones y ejecución de los recursos inherentes al programa de comedores comunitarios. Obedecen a un proceso colectivo de formulación y verificación de actividades que ha contado con el apoyo, la revisión y aprobación no solo de sucesivas administraciones, sino también de otros organismos de la Alcaldía, como son los Departamentos de Planeación, Hacienda, Contratación Pública, Desarrollo Institucional, Dagma, y las Secretarías de Salud, Desarrollo Económico y Participación Ciudadana, entre otros.

Ante una medida totalmente ilógica, surgen preguntas:

Si eliminan el equipo administrativo y financiero, ¿quién/es adelantará/n los procesos de cotizaciones, compras, pagos, desembolsos, informes financieros entre otros, teniendo en cuenta lo voluminoso de los recursos y la minucia requerida por el sector público para la presentación de informes y evidencias?

En este caso no se trata de administrar una cuantía menor. Lo ejecutado por parte del Asociado Operador en la vigencia inmediatamente anterior ascendió a cerca de 60 mil millones de pesos. Además de lo atinente a cinco convenios de asociación, debido a la entrega a destiempo de los recursos, todo lo cual supone el despliegue de ejercicios de planeación y ejecución financiera mucho más exigentes que cuando se realiza un solo proceso contractual teniendo todos los recursos desde el inicio.

Personal y experiencia administrativa demandada por exigentes procesos de negociación y confianza con los proveedores de alimentos, para que los comedores, llegado el caso, no queden sin los suministros de verduras y otros suministros indispensables para garantizar el alimento de la población benefactora.

Como es apenas lógico, parte de la Gestión Administrativa implica la gestión documental: la información producida y las evidencias que la respaldan suponen miles y miles de folios. ¿Quién va a producir, custodiar, organizar y archivar los documentos necesarios para verificar la transparencia y eficiencia del recurso? ¿Quién desarrollará y se responsabilizará de estas funciones ahora desmanteladas en la nueva propuesta del proyecto?

Mediocridad, improvisación, desorden, y con ello crisis de este programa, eso es lo que pretenden al descabezarlo de su parte administrativa. ¿Mala fe o ignorancia de la nueva administración?

Logística

En paralelo pretenden suprimir el equipo de logística, del cual depende la entrega de mercados en crudo a los comedores comunitarios, que no es una labor simple ni de simple destreza. Es mucho más. Su labor empieza desde la definición de las rutas de entrega y los cronogramas, la realización de los pedidos de alimentos a los proveedores (los cuales por el volumen deben hacerse hasta con diez días de anticipación), el acompañamiento a los proveedores para la verificación en sitio de la entrega de alimentos, corroborando la conformidad de los gestores al recibir el mercado o dejando la trazabilidad de las eventuales inconformidades, el diligenciamiento de la planilla de entrega de mercados y el respectivo registro fotográfico (evidencias fundamentales de la ruta crítica del proyecto), el apoyo en la resolución de coyunturas como reasignación de mercados que por alguna contingencia no fueron entregados y deben ser redirigidos, o la ayuda para entregarlos en zonas de difícil acceso (como comedores de ladera, asentamientos o zona rural o comedores en pisos superiores o en pasajes interiores donde los camiones no pueden entrar).

¿Acaso pretenden que los proveedores de alimentos subcontratados por el Asociado Operador asuman estas funciones, más allá del transporte, acarreo y entrega de los mercados? ¿No implica esto la pérdida de control sobre el programa al delegar sobre terceros actividades críticas propias de la operación del proyecto? Si para compensar este personal los proveedores deben contratar personal adicional, ¿no terminará esto impactando el costo de la ración o del mercado?

Además, Logística representa para el programa el contacto permanente y en tiempo real con todos los comedores, incluso sobre los equipos de intervención y la supervisión, pues es el único equipo que sí o sí, cada dos semanas, debe visitar todos los comedores, así obligado por la entrega de los mercados. Así, el programa mantiene un conocimiento real e inmediato, de manera presencial, de lo que ocurre en la red. Por esta razón se ha encomendado a los equipos de logística la recolección de los formatos donde se evidencia la cantidad diaria de beneficiarios atendidos y la certificación mensual del registro de beneficiarios; ¿Quién asumirá todas estas funciones una vez el personal de logística desparezca? (Comedor humanitario, ver recuadro)

Equipo jurídico

No queda piedra sobre piedra. Sin recursos económicos, no hay soporte real para el equipo jurídico, quedando en vilo, asimismo, el buen y seguro funcionamiento de cualquier asociado operador que se disponga a la ejecución del proyecto de los comedores comunitarios.

Un proyecto que requiere, sí o sí, personal especializado y con dedicación exclusiva a esta área, dado el volumen de actividades, obligaciones, documentos, responsabilidades, convenios, contratos externos e internos, respuestas a PQR, y la atención de controversias en las diferentes fases del proyecto debido al número importante de personas que intervienen en el mismo. ¿Consideraron quienes decidieron eliminar esta apropiación presupuestal la seguridad jurídica de sus potenciales asociados y del proyecto mismo al momento de decidirlo?

Autogestión y más

Otro desarrollo desecho, al eliminar el presupuesto necesario para ello, es la autogestión y autosostenibilidad, reflejados principalmente en el seguimiento y gestión de las unidades productivas y emprendimientos (240 hasta 2023), y de las huertas comunitarias (200 hasta 2023). Cercenar este desarrollo refleja, sin duda alguna, el desconocimiento total por parte de la nueva Alcaldía del programa y sus realidades, para no decir de la total ausencia de una visión que busca empoderar a los comedores y a sus comunidades para alcanzar la autosostenibilidad en el mediano plazo.

Valga recordar que los equipos de la Secretaría de Bienestar Social se tomaron un mes haciendo un diagnostico Dofa sobre los comedores comunitarios, realizando una serie de mesas técnicas con las gestoras en el territorio. Una de las necesidades más enfatizadas por los gestores fue la de mantener y potenciar tanto los emprendimientos como las huertas. Los resultados de este ejercicio no han sido hecho públicos. ¿Acaso se han ocultado deliberadamente para facilitar el desmantelamiento de las capacidades complementarias para el fortalecimiento de los comedores, como son los emprendimientos y las huertas?

A su vez, la solución a temas como el costo de los servicios públicos, el gas domiciliario o el reclamo de los gestores 2.600 voluntarios de tener un reconocimiento monetario a su labor, ante la imposibilidad de resolverse por la vía presupuestal, necesariamente pasa por el fortalecimiento de las capacidades de autogestión. En lugar de reducir estas capacidades suprimiendo o minimizando las huertas y los emprendimientos, la Administración debería potenciarlas, fortalecerlas y mantener una ruta de empoderamiento y cooperativismo y asociatividad que en el futuro cercano permita a los comedores proveer los alimentos en caliente para otros programas sociales del Estado (como el PAE, los centros vida del adulto mayor, las UTS de primera infancia, los hospitales públicos o, incluso, el sistema carcelario o las fuerzas armadas, por mencionar algunos).

No hay peor ciego que aquel que no quiere ver

Finalmente, sacar el proyecto de recuperación nutricional para los niños priorizados por la Secretaría de Salud en riesgo de mortalidad por desnutrición y el correspondiente apoyo a sus familias para garantizar que los alimentos destinados a la recuperación del menor no se destinen a resolver la problemática familiar, es un claro error que solo hará perder tiempo valioso en la entrega de alimentos a estos niños en riesgo. Nuevamente este, como muchos otras áreas de acción fue un ejercicio de construcción colectiva, buscando aprovechar las capacidades operativas alcanzadas por el programa para plantear un modelo eficiente de costos y beneficios para la entrega de mercados de alimentos a estos niños y sus familias.

Por esta razón la ficha BP del proyecto de recuperación nutricional solo contempla costos relacionados con los alimentos y su transporte, y con el monitoreo en sitio de los niños beneficiarios del programa, dejando las capacidades logísticas, técnicas y operativas a los equipos contemplados en el proyecto de comedores, que han sido desmantelados de acuerdo con las intenciones publicadas por los equipos de la Secretaría de Bienestar Social en sus documentos de solicitud de información a proveedores, así como en las observaciones formuladas a los mismos, y luego en los estudios previos parte de la convocatoria para presentar ofertas.

Separar, por tanto, ambos proyectos o pretender su contratación por aparte debilitará esta eficiencia y al final aumentará el riesgo de volver a cifras de mortalidad debilitadas desde 2021 a través de la gestión de este proyecto. Frente a esto, ¿Consideraron los tomadores de decisiones en Bienestar Social el punto de vista de la Secretaría de Salud? ¿Consultaron la experiencia probada en este aspecto tanto de la Pastoral Social como del Banco de Alimentos de la Arquidiócesis? ¿Bajo qué memoria institucional determinaron que esto constituye continuidad y no fractura del programa de seguridad alimentaria?

Las raciones de alimentos y la contrapartida

De más a menos. Se expresa la intencionalidad de reducir la capacidad del programa, disminuyendo las raciones diarias aportadas por el Distrito a la Red, de 62.135 a 45.322 y las del Asociado de 27.540 a 16.763.

Este proceder, de manera particular supone un desconocimiento del papel histórico y de la importancia que ha tenido para la lucha contra el hambre en la ciudad la Arquidiócesis de Cali a través de la Pastoral Social y del Banco de Alimentos.

Es consecuencia de esto, la necesaria vinculación de más actores a la mesa de seguridad alimentaria, pero hacerlo fracturando los lazos con la entidad que mayor contribución ha realizado en este sentido a la sociedad caleña, no tiene nada de sensatez.

Hay que tener en cuenta que el presupuesto dejado por la Administración saliente garantiza la atención con las capacidades alcanzadas a diciembre de 2023, durante al menos cinco meses más, mientras la nueva Administración recibe otras fuentes de recursos (como por ejemplo, más de 250 mil millones de pesos de recursos del balance en el mes de marzo), con los cuales puede financiar la operación del programa durante el resto de la vigencia, como hasta ahora ha hecho.

Así mismo, si se busca mantener la relación armónica con la Arquidiócesis y sus instituciones, no es necesario cambiar las condiciones de contratación del Convenio de Asociación, basta con reconocer, desde la institucionalidad, el importante aporte del Banco de Alimentos a la lucha contra el hambre y certificarlo como parte integral de esa lucha.

Cambiar las condiciones, reduciendo las raciones del Distrito y pretendiendo que para mantener las mismas capacidades se entreguen nuevas raciones (además de las que ya se entregan con el esfuerzo de las instituciones arquidiocesanas), supone un enorme esfuerzo adicional que muy posiblemente generará que las mismas se abstengan de participar en ese proceso y posiblemente ninguna otra Entidad Sin Ánimo de Lucro tenga la capacidad de realizar tal operación (mucho menos sin recursos de personal), por lo cual son altas las posibilidades de que el proceso deba declararse desierto, para mayor perjuicio de los comedores y sus comunidades.

Las nuevas obligaciones transferidas al Asociado Operador

Finalmente, en el nuevo modelo concebido por los formuladores del proyecto para la vigencia 2024 se trasladan al Asociado Operador actividades presupuestales con cargo a la contrapartida que anteriormente fueron financiadas por el Distrito, como salidas pedagógicas con las gestoras, entrega de utensilios de menaje, material publicitario, kit de dotación para gestoras.

En principio estos cambios sobre asignaciones de presupuestos y actividades entre Distrito y Asociado no deberían representar un problema. Pero al mirarlas en el contexto podrían suponer cargas adicionales para el Asociado que en el mediano plazo podrían inviabilizar el proyecto. La necesidad de reposición de menajes puede superar varios cientos de millones de pesos, sin contar las estufas y neveras que no están consideradas en esta ocasión, pero son una necesidad imperiosa.

Ante lo visto, el reto está abierto para las comunidades: corresponde ahora defender y proteger lo construido en años de labor, dejando en claro que el proyecto de comedores no puede entenderse solamente en clave de la asistencia alimentaria, sino en un sentido mucho más amplio: como un proyecto de desarrollo comunitario. Algo que pretende romper la nueva administración y por esa vía reducirlo y desmantelarlo en un futuro no lejano.

Estamos ante unas pretensiones que desconocen lo construido, lo social, la realidad de empobrecimiento que viven amplios segmentos de la población caleña, reflejo de una dirigencia que mira desde la holgura de la clase de la cual provienen, la cual no sabe ni se imagina qué es padecer hambre, o no poder contar con apoyo psicosocial para enfrentar depresiones y otras afectaciones mentales derivadas del empobrecimiento, ni las consecuencias que para la vida de un infante implica la desnutrición.

Quizá no existan lobos al acecho del programa y los cambios propuestos, y que amenazan su permanencia, hayan sido pensados solo desde las intenciones y no desde las implicaciones, y aún pueda contarse con el espacio para reflexionar y corregir. O quizá no, y entonces estemos presenciando las orejas del lobo detrás de este nuevo modelo y discurso, ante lo cual los dolientes de este proyecto tendremos que responder con la firmeza necesaria para defenderlo.

Estaremos atentos.   


Comedor Humanitario

El Comedor Humanitario de reacción inmediata, tiene su origen en la necesidad de atender a los migrantes venezolanos que empezaron a llegar a la ciudad. Posteriormente, por su ubicación en el centro de la ciudad, el Comedor empezó a brindar atención a habitantes de calle de la zona, en la medida que la demanda de los migrantes fue cediendo. Tanto migrantes como habitantes de calle carecen de un tejido social comunitario sólido, por lo cual fue necesario que el proyecto asumiera en este caso especial los costos operativos del Comedor –asumidos en los demás comedores por la comunidad organizada (organización que responde a la madurez y cohesión del tejido social).

Paulatinamente el Comedor Humanitario, además de garantizar la atención a los migrantes venezolanos y a los habitantes de calle del sector, se convirtió en un instrumento de reacción inmediata que ha permitido al programa responder a coyunturas variadas, entre ellas la provisión de alimentos para personas desalojadas y reubicadas en albergues temporales, la atención ante catástrofes naturales como las derivadas de la ola invernal, o siniestros como el incendio de la plaza de mercado de Siloé, por mencionar algunos de los más visibles. La eliminación de este comedor pone en riesgo la capacidad de reacción inmediata del programa para responder a este tipo de contingencias. Esta iniciativa, y su impacto específico, también queda en vilo con la pretensión de la actual alcaldía aquí vista.


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Información adicional

Autor/a: Isabel Méndez
País: Colombia
Región: Suramérica
Fuente: Periódico desdeabajo N°311, 18 de marzo - 18 de abril de 2024

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