Estocolmo. Miércoles 9 de octubre de 2024. El estadunidense John J. Hopfield y el británico-canadiense Geoffrey E. Hinton, quienes sentaron las bases de la inteligencia artificial, con sus descubrimientos e invenciones para el aprendizaje automático con redes neuronales, ganaron el Premio Nobel de Física 2024, informó la Real Academia Sueca de las Ciencias.
Ellen Moons, integrante del comité de la academia sueca, afirmó que los dos galardonados “utilizaron conceptos fundamentales de la física estadística para diseñar redes neuronales artificiales que funcionan como recuerdos asociativos y encuentran patrones en grandes lotes de datos”.
Esas redes, explicó, se han utilizado para avanzar en la investigación en física y “también se han convertido en parte de nuestra vida cotidiana, a través de herramientas de reconocimiento facial y la traducción de idiomas”.
El Nobel de Física ha sido otorgado en 117 ocasiones entre 1901 y 2023, pero esta edición destaca porque es la primera vez que se otorga a un trabajo asociado a la IA.
“Gracias a su quehacer desde la década de 1980 en adelante, Hopfield y Hinton han ayudado a sentar las bases para la revolución del aprendizaje automático que comenzó alrededor de 2010”, se publicó en la web del galardón.
Hopfield, quien nació en julio de 1933 en Chicago, Estados Unidos, y en la actualidad está afiliado a la Universidad de Princeton, descubrió la red de Hopfield (1982), un proceso de búsqueda entre palabras similares para encontrar la correcta. Por su parte, Hinton, quien nació el 6 de diciembre de 1947 en Londres, Reino Unido, y está adscrito a la Universidad de Toronto, Canadá, partió de la red de Hopfield y la amplió para construir algo nuevo, utilizando ideas de la física estadística. En 1985 publicó la máquina de Boltzmann.
A partir de los descubrimientos e invenciones de Hopfield y Hinton, en la actualidad muchos investigadores están desarrollando áreas de aplicación del aprendizaje automático. Aunque todavía queda por ver cuáles serán las más viables, y cómo se desarrolla el debate sobre las cuestiones éticas que rodean el desarrollo y el uso de esta tecnología, como se plantea en el sitio de Internet del Nobel.
A Hinton la noticia lo sorprendió en un modesto hotel en California, sin conexión a Internet y con una línea telefónica no muy buena, dijo en una entrevista difundida en el sitio web del premio.
“Tenía pensado hacerme una resonancia magnética, pero supongo que tendré que cancelarla. No tenía ni idea de que me habían nominado. Me llevé una gran sorpresa.”
Hinton contó que recibió la llamada a las tres horas, y al principio, como es normal en un científico, puso en duda la veracidad del telefonema: “cómo podía estar seguro de que no era una llamada falsa”. Luego, se rindió frente a la evidencia, “la llamada venía de Suecia y la persona tenía un fuerte acento sueco y había varios de ellos”.
En la charla difundida en la página web del galardón, Hinton planteó que no sabe si es un científico informático o un físico, pero “diría que soy una persona a la cual le gustaría entender cómo funciona el cerebro. Y en mis intentos por saber cómo funciona, he contribuido a crear una tecnología que se desempeña sorprendentemente bien”.
Hopfield recibió la noticia de que había ganado mientras estaba junto con su esposa, Mary Waltham, en su cabaña en Selborne, un pueblo de no más de mil habitantes en Inglaterra, que fue el hogar del naturalista del siglo XVIII Gilbert White.
Hopfield había salido con su esposa a vacunarse contra la gripe; y al regresar, se encontraron con “una pila de correos electrónicos“ que describió de “asombrosos” y “conmovedores”, según cita Afp.
El investigador dijo al sitio del premio que no se embarcó en esta investigación para crear las herramientas que son la base de la IA, sino para entender cómo trabaja el cerebro, “mi motivación vino de querer comprender más cómo funciona la mente, el pensamiento, la conciencia, y que eso estaba relacionado con lo colectivo, en red, y poco a poco me fui abriendo paso”.
Hopfield consideró que en su proceso investigativo uno de los aspectos más valiosos está relacionado con capacitar a personas con las que colaboró, que venían de la física o la biología, “porque se convirtió en una comunidad que trabajó no sólo en un pequeño problema en particular, sino que lo hizo colectivamente para lograr una comprensión de algo más amplio”.
Sobre la mirada desde la física para hacerse preguntas de otras áreas como la biología o la neurobiología, dijo que lo más importante es construir desde abajo, “si estuvieras estudiando el clima, dirías: “bueno, quiero entender qué son las tormentas sin volver a interactuar con moléculas de nitrógeno en el aire; ahí tienes el nivel correcto de cuestionamiento”.
El Nobel de Física es el segundo premio de la temporada, después de que el lunes se concediera el de Medicina a los científicos estadunidenses Victor Ambros y Gary Ruvkun.
La temporada de galardones continúa esta semana con el anuncio de los ganadores de Química hoy, seguido de los tan esperados premios de Literatura el jueves y de la Paz el viernes. El Premio de Economía cerrará la temporada el 14 de octubre.
Hinton reitera su preocupación por las repercusiones de la tecnología que creó
Afp
Estocolmo. Miércoles 9 de octubre de 2024. En el contexto del anuncio del Nobel de Física 2024, Geoffrey E. Hinton, quien resultó galardonado junto con John J. Hopfield, reiteró su preocupación por las posibles repercusiones de la tecnología de inteligencia artificial, que ayudó a engendrar.
Hinton, considerado uno de los padres de la inteligencia artificial, atrajo las miradas en 2023, cuando renunció a su trabajo en Google para advertir sobre los “profundos riesgos para la sociedad y la humanidad” de la tecnología.
Consultado en el contexto del Nobel sobre lo que se debe hacer para disipar los temores en torno a lo que puede aportar la tecnología, el científico dijo que no cuenta con una receta sencilla. “Respecto a que estas cosas se salgan de control y se apoderen de todo, creo que nos encontramos en un punto de bifurcación en la historia, en el cual tenemos que averiguar si hay una manera de afrontar esa amenaza”.
Consideró relevante que se dediquen esfuerzos a indagar cómo vamos a mantener el control: “creo que una cosa que los gobiernos pueden hacer es obligar a las grandes empresas a invertir muchos más recursos en estudiar sobre seguridad, de modo que, por ejemplo, empresas como OpenAI no puedan relegar la investigación sobre seguridad”.
Con relación a si estamos en una situación muy similar a la revolución de la biotecnología (1975), cuando los expertos se reunieron para abordar los riesgos, las implicaciones éticas y de seguridad relacionadas con la recién descubierta tecnología del ADN recombinante, que permitía alterar el material genético de organismos vivos, el galardonado planteó:
“Hay similitudes con eso y creo que lo que hicieron fue muy bueno; desafortunadamente, hay muchas más aplicaciones prácticas para la inteligencia artificial, que en el caso de la clonación, que los biólogos estaban tratando de mantener bajo control en aquel momento. Creo que en este caso va a ser mucho más difícil”.
En relación con los grandes modelos lingüísticos de inteligencia artificial, según una entrevista difundida en el sitio oficial del Nobel, planteó: “hay toda una escuela de Noam Chomsky que cree que es una completa tontería decir que estas cosas entienden, que no procesan el lenguaje de la misma manera que nosotros”.
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