¿Cómo será la criatura seismesina que nazca del cese bilateral?
Los diálogos Gobierno-Eln alcanzaron con el cese al fuego un logro que permitirá medir en todas sus dimensiones la real posibilidad de un acuerdo de paz que lleve a la desmovilización del Eln

El 2025 como cálculo para el fin del conflicto armado, raya como gran interrogante. Tras la promesa electoral de la “paz total”, no de modo horizontal entre el abajo y arriba del poder, con carácter transversal  se va plasmando una «mayor tensión» política en Colombia: con puntadas de inconformidad social. ¿Avanza? ¿Retrocede? Para la PAZ hace falta un largo tiempo.

Aunque el cese bilateral de fuegos entre FF.AA.-Eln signifique un avance en el lento aclimatar de la PAZ, inquieta que este silencio de las armas ande rodeado por el fuego de otros actores armados –tanto insurgentes como de violencia homicida. Todos en la pugna que domina, tras el Acuerdo de La Habana, por la reconfiguración del territorio del conflicto, que por ahora no contenta a ninguno.

En una escena en la cual la gran población urbana, de las grandes urbes, las capitales departamentales y la casi mayoría de los municipios, no alcanza una motivación ni urgencia por la PAZ; el Eln acude y llega a este 3 de agosto con una conquista de medio logro: No incurrir en una firma de paz ‘apresurada’. Diferente así, al asunto con la desmovilizada Farc-ep. Un proceso que al final, le dio razones al reagrupamiento de varios frentes en disidencia-permanencia, que hoy se reclama como Farc-Ep/Estado mayor central.

En todo caso, no se puede pasar por alto que del 7 de agosto del año pasado a hoy, hay una variación en el retrato de la situación política. De la capacidad legislativa del gobierno, en uno de sus factores. Pasa el tiempo y pasan las cosas, en medio de la rebaja en la imagen y la gobernabilidad del Presidente Petro y su gabinete. En medio de la constatación y golpe de realidad acerca del tamaño verdadero de su bancada. Un presente con mayor exigencia para el ejercicio crítico de pensar, analizar, caracterizar y hacer balance de la situación política y social, y para aclarar la perspectiva y los rasgos de la próxima coyuntura. De su trayecto e incidencias, marcado por el estado de opinión que derive de una mayor coordinación de la lucha social y de las elecciones regionales y locales del 29 de octubre.

En esta circunstancia, como contraparte del lado oficial en la Mesa, cabe repasar parte del cuestionario escrito que respondió el Comandante del Eln Antonio García, publicado en la edición de junio de este periódico. Él recalca en una parte, que “la conducta de una Organización no la determina un individuo, sino su historia colectiva”. En su condición, García remarca la valoración y el desafío estratégico que tiene la construcción guerrillera y la penetración en la ciudad–política y social, rural y urbana, un tanto estática y lejana– que acumula el Eln, bajo su mando.

En una de sus respuestas, señala un elemento determinante en la orientación táctica combinada con la participación en la Mesa: “El alzamiento popular que viene desde 2019, que pasa por el 28A es la reafirmación que luego de la desmovilización de las Farc, la inconformidad de la sociedad sigue intacta, incluso fue superior a otras épocas, los gobiernos no han cambiado en la forma de tratarlas y esa realidad es la razón de fondo del alzamiento armado…

…un trasfondo que no se alteró con la mera elección de Gustavo Petro. ¿Hasta aquí se podría concluir que la PAZ no es el resultado de la ambición personal de nadie?

Comandante Antonio García.: …Siendo candidato Gustavo Petro llamó a dejar la movilización para que fuera el Parlamento quien definiera soluciones, pero hasta hoy, siendo Presidente las soluciones no llegan. Por eso mismo lucha la guerrilla, por cambios para la gente, pero la protesta no es escuchada (…) La insurgencia armada es el recordatorio que la lucha social no está siendo atendida y que el régimen político no ha cambiado por cuanto su forma de ‘atender’ las demandas sociales sigue siendo la misma.

En la respuesta a la pregunta, ¿Hasta qué punto el Acuerdo de La Habana habilitó el recurso de una retirada táctica/estratégica para asegurar y avanzar desde el campo popular en desventaja, la disputa por la «iniciativa política»?, deja entender que antes que una maniobra de retirada táctica, el Eln concibe superar los comportamientos defensivos-institucionales de las organizaciones políticas. Buscar en cambio, una actitud de ofensiva del acumulado insurgente y la extensión de la movilización social. “Estamos en mora de hacer un análisis del movimiento revolucionario, de sus orígenes, sus concepciones, sus prácticas”, dice.

En todo caso, independiente de cualquier resultado de los seis meses de fusiles callados, no es un secreto que el Eln hará un evento de Consulta o de Congreso y que en el debate el punto final de la lucha armada no está cantado. Para la militancia con el Eln, “…el alzamiento armado no resulta como objetivo o capricho de un grupo de personas o de una organización, sino que es una misión que entrega la sociedad, tal como lo dice el Derecho a la Rebelión: es un asunto de una sociedad o de parte de ella, y es ella quien resuelve el alzamiento armado, construyendo un nuevo consenso social, mediante el cual los conflictos de la sociedad pasen a resolverse de otra manera”.

Información adicional

Sin presencia de un "sujeto activo de gobierno" no aumenta la fuerza del cambio ni de la PAZ
Autor/a: Omar Rodriguez Díaz
País: Colombia
Región: Suramérica
Fuente: desdeabajo

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