EEUU confía en un pronto acuerdo en Ucrania pero Rusia insiste en sus condiciones o la guerra se alargará
Varios soldados rusos portan pasteles tradicionales para distribuirlos entre los residentes locales antes de las celebraciones de la Pascua ortodoxa, en la región de Donetsk, a 19 de abril de 2025. REUTERS/Alexander Ermochenko

Trump apuesta por un acuerdo inminente para detener la guerra de Ucrania, pero el recrudecimiento de los combates tras la tregua de Pascua apunta en otra dirección.

21/04/2025. El presidente estadounidense, Donald Trump, oscila entre el palo y la zanahoria ante la poca voluntad que Rusia y Ucrania muestran para alcanzar un acuerdo de paz en la guerra que los enfrenta desde febrero de 2022. Después de amenazar la semana pasada con poner fin a los esfuerzos de su Administración para lograr un armisticio, ahora Trump vaticina un inminente acuerdo que permitirá a rusos y ucranianos “ganar una fortuna” con la paz.

“Espero que Rusia y Ucrania lleguen a un acuerdo esta semana. Luego ambos comenzarán a hacer grandes negocios con los Estados Unidos de América, que está prosperando, ¡y ganarán una fortuna!”, explicó Trump en sus redes sociales este lunes.

Dos días atrás, en un mensaje repetido por su secretario de Estado, Marco Rubio, Trump amenazaba en cambio con retirar a EEUU del proceso de negociación al no ver indicios de progreso en las ya numerosas conversaciones que sus enviados y él mismo han mantenido con rusos y ucranianos. Se ha pasado de la apuesta inicial de Trump para poner fin a la guerra en 24 horas a la inquietante perspectiva de una guerra que se alargue varios años por culpa de la ineptitud de Washington para acercar las hoy día distanciadas posiciones.

Ya nadie se cree esas promesas de Trump para forjar una paz en 24 horas o incluso en sus primeros cien días de mandato, más aún con unos interlocutores tan correosos como el presidente ruso, Vladímir Putin, y el ucraniano, Volodímir Zelenski.

Trump se la juega en Ucrania

Tampoco lo tendría fácil para dejar la partida en estos momentos, pues estaría en juego su prestigio internacional y el de EEUU, por los suelos desde que lanzara este mes su cruzada arancelaria global. Llegó el momento de poner toda la carne sobre el asador y esta semana podría ser clave para que Trump establezca de una vez sus condiciones y que no sean ni Rusia ni Ucrania ni los aliados europeos de ésta quienes marquen los tiempos.

Trump cree que es posible alcanzar un principio de acuerdo más eficaz que la tregua de Pascua de apenas treinta horas anunciada por Putin y aceptada por Zelenski. Un alto el fuego que, aunque se acató en algunas partes del frente, no silenció los cañones y los drones de ninguna de las dos partes, que se acusaron mutuamente de violar repetidas veces la tregua.

Zelenski denunció 2.935 violaciones del alto el fuego, incluidos bombardeos y ataques con drones por Rusia, especialmente en la región de Donetsk y en la ciudad de Pokrovsk, donde se desarrollan desde hace meses los combates más encarnizados.

El Ministerio de Defensa ruso, por su parte, reportó 4.900 rupturas de la tregua de Pascua por parte ucraniana, especialmente con ataques de drones y de artillería contra las posiciones militares rusas e infraestructuras civiles en las regiones rusas de Kursk, Briansk y Bélgorod, así como en la península de Crimea.

Según el Kremlin, Ucrania aprovechó la tregua de Pascua para “tomar ventaja” y “parchear las brechas” abiertas por las fuerzas rusas en diversos puntos de la línea del frente. Casi la misma acusación formulada por Kiev.

La treta de Kiev y Moscú para calmar a Trump

Con la reanudación de los combates este lunes con toda su intensidad, queda de manifiesto que esta tregua ha sido más una añagaza de los dos contendientes para impedir que EEUU se salga de la ecuación de la búsqueda de una solución a la guerra.

Zelenski sigue confiando en que Trump invierta su actual estrategia y vuelva a apoyar a Ucrania con la misma energía que en los tres años de guerra con Joe Biden al mando de la Casa Blanca. O al menos no le retire a Ucrania la ayuda armamentística que EEUU aún tiene pendiente de enviarle. Y no menos importante, que el Pentágono siga suministrándole a Kiev su asistencia en inteligencia militar, sin la cual, las lanzaderas de misiles y los drones de larga distancia ucranianos quedarían ciegos.

En lo que se refiere a Moscú, Putin ve muy conveniente que Washington acabe reconociendo como pertenecientes a Rusia no solo la península de Crimea, anexionada en 2014 y que, según fuentes de la Administración Trump citadas por Bloomberg, podría ser aceptada muy pronto como parte de la Federación Rusa por la Casa Blanca, sino el resto de territorios conquistados a lo largo de esta guerra.

Putin también confía en que el acercamiento a Trump ahonde la grieta creciente entre EEUU y la Unión Europea, ampliada por la guerra arancelaria lanzada por el inquilino de la Casa Blanca contra medio mundo y con especial inquina contra algunos de los hasta ahora mejores aliados de Washington.

El interés ruso en una Europa dividida

No se trata de que Rusia vaya a invadir Europa como afirman los agoreros de Bruselas, que, simplemente, tratan de usar a Moscú como un mecanismo de miedo para impulsar la carrera armamentística europea. Es una cuestión, como siempre, de economía y Putin contempla a medio y largo plazo una Europa dividida y debilitada que acabe mendigando de nuevo los hidrocarburos rusos y no sea un contrincante para las estrategias de Moscú en Asia y África, territorio éste de futuras confrontaciones por el dominio de la explotación de las tierras raras y donde Rusia ha ido asentando su influencia, paralela a la china, en la última década.

En el interés ruso de que Trump no tire la toalla sobre la paz en Ucrania cuenta mucho que EEUU siga rechazando la aspiración ucraniana (respaldada por la UE y el Reino Unido) de entrar en la OTAN. Aspiración que fue una de las razones aducidas por Rusia para lanzar su invasión del país vecino al considerarla como una “amenaza” para la seguridad rusa, como reiteró este lunes el Kremlin.

El portavoz de la Presidencia rusa, Dmitri Peskov, repitió la satisfacción de Moscú por el rechazo de Trump a la incorporación de Ucrania a la OTAN y subrayó que el actual aperturismo entre Rusia y EEUU puede habilitar una solución a la guerra.

Para el Kremlin, esa solución pasa por la aceptación por parte de EEUU de los derechos de conquista rusos, adquiridos por su ocupación del este de Ucrania, al tiempo que se está evidenciando otra realidad. Si al empezar la guerra, se pensaba que Ucrania era una unidad monolítica, ahora en EEUU (que no en Europa) se empieza a valorar la identidad rusófila, rusoparlante y más cercana históricamente a Rusia de unos territorios, como el Donbás, con las regiones de Donetsk y Lugansk, en los que había ya una lucha nacionalista contra el centralismo de Kiev desde principios de la década pasada.

Putin dispuesto a negociar directamente con Zelenski

En estos momentos, tanto Kiev como Moscú tienen presente que el próximo paso en firme que dé Trump puede ser clave para el futuro del conflicto, por eso ninguno quiere dar un portazo a unas negociaciones que de momento les están sirviendo para reorganizarse y tomar posiciones en el frente.

Por eso, Putin este lunes no descartó una nueva tregua que respete las infraestructuras civiles, pero insistió en el uso que de las mismas hacen los militares ucranianos. Justificó en este sentido el reciente ataque ruso a unas instalaciones en Sumi, en el que murieron más de treinta personas, señalando que en el recinto civil se estaba condecorando a militares ucranianos.

También se refirió al bombardeo con misiles balísticos de un restaurante en Krivói Rog, donde murieron más de veinte civiles, y explicó que se estaba utilizando el lugar para reuniones del mando ucraniano. “Celebran, beben vodka y demás. ¿Es una infraestructura civil? Civil. ¿Pero, cuál era el objetivo? Militar”, acusó Putin.

No obstante, admitió la posibilidad de que se pueda alcanzar otro alto el fuego y subrayó que Rusia mantiene una “actitud positiva” al respecto. “Todo esto requiere un estudio minucioso, quizás incluso bilateral. No lo descartamos“, afirmó el jefe de Estado ruso, dando pie, por primera vez, a un contacto directo con Zelenski.

Pero Trump es el principal interlocutor

Moscú sabe cuáles son las debilidades de Trump, que está moviéndose en muchos flancos internacionales, desde China hasta Irán. Para EEUU la conclusión de la guerra de Ucrania es imprescindible a fin de liberar fondos y llegar a una entente con Rusia, el país que más complicaciones le puede traer desde el punto de vista geopolítico.

Es cierto que en estos momentos el Kremlin no dispone de muchos de los mecanismos de presión que tenía en décadas anteriores y en tiempos soviéticos, como las negociaciones sobre desarme o los tratados nucleares, desmantelados por ambos rivales. Pero tiene el as de la guerra de Ucrania y está dispuesto a utilizarlo hasta el final para regatear con EEUU.

En el caso ucraniano las cosas no están mejor. Zelenski se ha convertido en una espina en el talón para la Administración Trump y alguien poco confiable, con sus llamadas al victimismo entre sus aliados occidentales y su negativa a aceptar esa partición de facto del país, con una quinta parte en manos rusas, que en la Casa Blanca ya ven irremediable.

Tampoco hay confianza en el destino que se está dando a las armas occidentales que han llegado a espuertas a Ucrania. Washington sospecha que el ejército ucraniano está acumulando un notable stock de armamento entregado por occidente para la guerra, pero que estaría siendo desviado para sostener una posición de fuerza a largo plazo ante su posible adhesión a una Unión Europea en plena carrera de armamento.

La economía manda

Finalmente, la Administración estadounidense tomará su decisión y, tal y como se están planteando las cosas en otras zonas de influencia, como Asia y la cuenca del Pacífico, o como se están moviendo fichas en Oriente Medio, todo parece indicar a que pesará más la economía que la seguridad y la defensa.

Trump está evaluando sobre la balanza de su política sobre Ucrania el peso del acuerdo sobre la explotación (o saqueo) de los recursos energéticos ucranianos y las posibilidades que le ofrece Rusia, también como suministrador de tierras raras y otros minerales claves para las últimas tecnologías, y, más importante, como contrapeso ante China, el gran enemigo a abatir de la geopolítica estadounidense.

Información adicional

Autor/a: Juan Antonio Sanz
País:
Región: Euroasia
Fuente: Público

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