“El capitalismo se alimenta de las economías criminales”
El líder indígena ecuatoriano Leonidas Iza posa en una imagen reciente. / Comunicación CONAIE

Agudo y contundente, directo y envolvente, poético y nítidamente anticapitalista. Leonidas Iza (1982) habla con la autoridad que le otorga haber sido el candidato presidencial del Movimiento de Unidad Plurinacional Pachakutik (MUPP), el brazo electoral del poderoso movimiento indígena de Ecuador, cuyo epicentro es la Confederación de las Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE). Tras haber obtenido un 5,25% de los votos en la primera vuelta de las elecciones de Ecuador de febrero, en las que se produjo un empate entre el ultraderechista Daniel Noboa y la izquierdista Luisa González, el Pachakutik tiene un papel fundamental. Para la segunda vuelta electoral del próximo domingo, Leonidas Iza, históricamente crítico con el expresidente Rafael Correa por su apuesta por la minería, ha tirado de pragmatismo. Si en 2021 el candidato de Pachakutik Yaku Pérez, que se quedó a las puertas de la segunda vuelta, pidió el voto nulo, en esta ocasión, el partido ha decidido apoyar a Luisa González, la candidata correísta.

A finales de marzo, Pachakutik y el partido Revolución Ciudadana sellaron un acuerdo de veinticinco puntos: “Nosotros luchamos contra las políticas extractivistas del presidente Rafael Correa, pero no podemos entregar esa lucha a la derecha neoliberal y filofascista, que es mucho peor. ¡ni un solo voto a la derecha!, ¡ni un solo voto a Daniel Noboa!”, asegura Iza en esta entrevista, realizada vía videoconferencia. El líder de Pachakutik aborda la tesitura electoral de Ecuador, los conflictos mineros que afectan a los territorios latinoamericanos, el regreso de Donald Trump al poder, el crimen internacional organizado, el ataque “fascista” de Israel a Palestina, la COP30 de Belém y la urgencia de reinventar la izquierda mundial. El líder indígena del pueblo quichua-panzaleo, abrazando el lema “somos el 99%” de Occupy Wall Street, aboga por una alianza global de pueblos indígenas, ambientalistas, movimientos antifascistas, anticapitalistas y feministas para construir algo diferente al neoliberalismo. 

Después de la primera vuelta de las elecciones del 9 de febrero, usted afirmó que no quería ni un voto para la derecha del presidente Daniel Noboa en el segundo turno. El 30 de marzo, su partido Pachakutik firmó un acuerdo con la candidata correísta Luisa González. Es una novedad. En 2023, Pachakutik optó por no participar en las elecciones. En 2021, el candidato Yaku Pérez obtuvo un resultado histórico en la primera vuelta (19,39%), pero pidió el voto nulo para la segunda. ¿A qué se debe el cambio?, ¿por qué decidieron apoyar a la izquierda oficialista? 

El movimiento indígena del Ecuador nace luchando contra el colonialismo, contra el capitalismo, contra el neoliberalismo, contra el fascismo, contra la discriminación, contra el racismo. Nosotros luchamos contra las políticas extractivistas del presidente Rafael Correa, pero no podemos entregar esa lucha a la derecha neoliberal y filofacista, que es mucho peor.

Usted mismo, en una entrevista reciente, define al gobierno de Daniel Noboa, como “neofascismo criollo”. La frase textual: “Se trata de un proyecto oligárquico que se sostiene en la polarización política, la militarización del país, la lógica del enemigo interno y un frívolo populismo digital que se viraliza con enormes cantidades de dinero”. 

Sí, sí. Me ratifico en aquella apreciación. Miremos lo que está pasando en Estados Unidos. Académicos, teóricos, científicos, están siendo arremetidos. A Correa se le critica por la ampliación de la frontera minera, pero lo que han hecho los presidentes Noboa, Lasso y Lenin Moreno es duplicar el catastro minero. Con Correa hubo un proyecto minero. Con Noboa, seis. Un mensaje a los ecuatorianos: como un acto de responsabilidad de avanzar en la lucha contra este modelo perverso, ¡ni un solo voto a la derecha!, ¡ni un solo voto a Daniel Noboa! Es lo que corresponde responsablemente, dignamente, en esta coyuntura.

Al mismo tiempo, el gobierno de Noboa no respetó el resultado de la consulta popular sobre la explotación petrolífera del yacimiento del Yasuní. Ganó con claridad la opción de paralizar la extracción. Y no se ha cumplido. 

Es un personaje que está dispuesto a todo: a cinco días de gobierno, el caso Olón [un caso de corrupción inmobiliaria], permisos ambientales para el negocio de su esposa; después la firma del tratado del libre comercio con Canadá para ampliar el catastro minero; la violación del territorio mexicano en la embajada de México. Y en ese proceso se da una consulta popular. El Ecuador decidió con más del 60% –más del 80% en Quito– salvar los territorios que tienen biodiversidad. Era un mensaje al mundo para la lucha contra el calentamiento global y la transición a otras formas de energía que no sea la fósil. El gobierno de Noboa se lavó las manos y dijo que necesita seguir explotando, garantizando procesos de privatización.

La relación de los movimientos indígenas con el expresidente Rafael Correa sigue deteriorándose. Sin embargo, están apoyando a la candidata del correísmo, Luisa González. ¿Confían más en ella que en Correa?, ¿qué cambió para que fuera posible este acuerdo?

No creo que Correa tenga que decidir en el Ecuador. Para nosotros, que la señora González haya firmado un acuerdo de 25 puntos con el movimiento Pachakutik abre una posibilidad. Son parte de nuestra agenda histórica: parar el extractivismo minero a gran escala, defensa de lo público, fortalecimiento de la producción nacional, defensa de los sectores estratégicos, no a la privatización de la salud, de la educación, plurinacionalidad, interculturalidad, economía comunitaria, popular y solidaria. Si la señora González no lo implementa, lucharemos en las calles. Es posible construir un Ecuador diferente.

Luisa González se compromete en la lucha contra la minería ilegal. El acuerdo refleja la voluntad de los pueblos originarios de buscar alternativas a la minería. ¿Cómo conseguir que la minería no tenga un peso tan importante en Ecuador? 

El año 2024 el Ecuador exportó 3.200 millones de dólares. Es mucha plata, pero lo que pagaron al Estado las empresas mineras fueron 59 millones de dólares. El resto es negocio para ellos. No se ha hecho ninguna valoración de los pasivos ambientales que deja esta actividad. Si hay minería, estamos deteriorando el agua. Son procesos devastadores. Un ejemplo, si se entrega a la minería la cuenca del Guayas, dejaríamos de tener doscientos mil compañeros trabajadores productores de cacao. Y en cualquier momento esas cuencas se van a joder con presencia de metales tóxicos.

¿Qué alternativas proponen entonces?

Debemos mejorar en tres sectores. Política nacional para dar cobertura en la agricultura y la ganadería. Segundo, turismo. El turismo ecológico, ambiental, científico, pudiera incrementar hasta tres millones el número de visitantes y superar el ingreso de la minería. Un tercer sector, las nuevas fuentes de energía. 

¿Renovables?

Tenemos los Andes listos para que el capital privado venga e invierta en energías renovables como la geotérmica. Energías renovables, de capitales privados, de políticas públicas, pero también con participación de economías comunitarias. No necesitas minería. Además, somos un país que está en el centro del mundo. Tenemos el día con mayor número de horas de radiación solar. Desarrollemos la energía a partir del sol.

Una de las líneas rojas del movimiento indígena es la negativa a un nuevo proceso constituyente. Por primera vez, no se quiere tocar la Constitución. ¿Tienen miedo de que se pierdan los derechos de la tierra y los derechos comunitarios garantizados por la Constitución de 2008? 

Hay que aplicar lo que dice la Constitución del 2008. A ciertos grupos económicos no les conviene la Constitución, porque quieren privatizaciones. No se puede ir a un nuevo proceso de una nueva constitución, se regresarían derechos. Están molestos por la posibilidad de llevar a consulta previa el derecho a la justicia indígena, la educación intercultural bilingüe… Se debe poner fuerza en la economía popular y solidaria, en la economía comunitaria, pero se pueden hacer reformas vía Asamblea Nacional.

Con frecuencia, usted afirma que el correísmo y, por extensión, los gobiernos progresistas de América Latina son socialdemócratas, y que los pueblos originarios son verdaderamente de izquierda. ¿Tiene que reinventarse la izquierda latinoamericana?, ¿y la izquierda mundial?, ¿qué tienen que aprender de ustedes, de su forma de habitar la tierra, de su forma comunitaria de hacer las cosas?

Tenemos la posibilidad de construir algo diferente al capitalismo. En la izquierda plurinacional no estamos de acuerdo con una izquierda que anula la presencia del indígena, la diversidad de los pueblos y nacionalidades. En el Ecuador existimos blancos, mestizos, cholos, indígenas, afros. La izquierda tiene que transversalizar esta discusión. No podemos quedar en una izquierda que importa conceptos y no mira la realidad. Debemos ser esa izquierda vinculada al pueblo de la que hablaba José Carlos Mariátegui [político y periodista] en los años treinta. Me parece importante esta alianza continental, mundial. No puede ser únicamente a partir de los gobiernos progresistas. Tiene que haber una unidad de la sociedad, de la civilización, de la humanidad. Si queremos transformar el capitalismo, necesitamos la voluntad, la espiritualidad, la decisión de todos los seres humanos. 

Hay muchas expectativas de que los pueblos indígenas tengan un peso importante en la COP30. ¿Qué espera de la COP30 de Belém que tendrá lugar en noviembre de 2025? ¿Ha llegado el momento de los pueblos originarios?

No pueden seguir mirándonos a los pueblos indígenas como folclore, es un problema. La institucionalidad dentro de las Naciones Unidas siempre nos ha visto como folclore, una mirada colonialista. Muchas resoluciones que salen de sus organismos no son obligatorias, son meras recomendaciones, y eso no cambia el mundo. Muchas veces, estos encuentros sirven únicamente para hacer negocios de la desgracia que estamos viviendo los pueblos. Tres cosas me parecen fundamentales de la COP30. Primero, posicionar los aprendizajes, la sabiduría, la memoria de los pueblos indígenas en relación al cuidado del planeta, no como folclore, sino como una condición de sobrevivencia. Estamos poniendo nuestra sabiduría, nuestra forma de cuidar la naturaleza, no solo para los indígenas, sino para los seres humanos. Podemos compartir esta sabiduría con el mundo. Segundo tema, me parece importante lo que dicen los científicos, que los territorios mejor cuidados a nivel mundial son los territorios de los pueblos indígenas. Necesitamos que lo que dice la ciencia en el mundo se convierta en política pública de los Estados y enpolíticas obligatorias de las Naciones Unidas. Y un tercer tema, me parece importante una discusión seria sobre las deudas externas de los países del sur global. Porque los países del primer mundo están sacando la plata de nuestros territorios, del petróleo, de la minería. 

¿Ve posibilidad de diálogo con el norte? ¿Qué posibles alianzas vislumbra, por ejemplo, entre los pueblos originarios y la juventud del norte, que está muy movilizada en la cuestión climática? 

Primero, nosotros estamos abocados a una relación con los 873 pueblos indígenas a nivel continental. Necesitamos tener una plataforma unitaria, porque estamos sufriendo lo mismo. Racismo, expansión del monocultivo, extractivismo. No podemos seguir luchando de manera fragmentada. Está bien la autonomía, pero tiene que funcionar de manera orgánica. Segundo, me parece importante esta unidad con los ecologistas y ambientalistas. No necesariamente son indígenas. Es fundamental esa unidad con esos jóvenes, con esos científicos, con esos académicos que están luchando por un ambientalismo mucho más equilibrado con la vida. El tercer sector es el feminismo, las mujeres. Hay que vincularse con este movimiento. Y también con los movimientos antifascistas. Lo que está pasando con el pueblo palestino no puede quedar en una realidad aislada…

¿Considera fascista el ataque de Israel a Palestina? 

Así es, por eso decimos que hay que unir a los movimientos antifascistas. La derecha neoliberal, neofascista, se está instalando en el mundo. Necesitamos una plataforma mundial de unidad para levantar todas las voces.

¿Qué opinión le merece el regreso al poder de un negacionista confeso como Donald Trump? Petróleo, fake news y guerra comercial… 

Hay una polarización nunca antes vista en la humanidad. El 1% de la población mundial decide sobre la vida del 99%. El capitalismo no produce nada, se apropia del 100% de lo que producen los seres humanos. La política se vuelve un instrumento de dominio para ese 1%. La democracia en este momento está tutelada bajo este poder. Mientras usted tenga a Elon Musk, a Zuckerberg, van a seguir diseñando mecanismos para el control de la humanidad y para favorecer estos grandes capitales. Ellos van a instalar el fascismo como política global. Antes, tras lo que pasó en Alemania, cuando se decía “hay fascismo”, había vergüenza de que te pudieran identificar como fascista. Ahora salen con toda la euforia a reivindicar que son fascistas.

El presidente de Colombia, Gustavo Petro, aboga por detener la extracción del petróleo. ¿Es necesario desacelerar la extracción de los combustibles fósiles para preservar la vida sobre el planeta Tierra? ¿Es posible?

Si no cambiamos el patrón de producción de energía, de comida, van a seguir deteriorando los territorios. Que en Latinoamérica tengamos cuadros como Milei es una vergüenza. Si Latinoamérica se uniera, tendríamos recursos suficientes para garantizar un tipo de economía circular en el continente. Habría buena voluntad de salir del petróleo. Si no, seguiremos dependientes de lo que dice Norteamérica. No podemos seguir dependientes de una economía neoliberal. Pero si miramos la política de Donald Trump, están apoyando la producción nacional, o sea, contraria a su propia política que vinieron instalando en el mundo.

Una última pregunta sobre uno de los temas que ha acaparado la campaña electoral ecuatoriana: la seguridad. Los índices de violencia de Ecuador aumentaron en los últimos años. El crimen organizado internacional ha arraigado en el país. Y la seguridad es una de las principales preocupaciones de la población de Ecuador y de toda la región. De Bukele en El Salvador a Bolsonaro en Brasil, pasando por el presidente ecuatoriano Daniel Noboa, la extrema derecha se apoya en el discurso de la seguridad. ¿Hay alguna alternativa a la mano dura y a ese discurso militarista?

El problema no es el crimen organizado, no es la droga, no señores. El problema es que el capitalismo se alimenta de las economías criminales. O dígame que hay un capitalismo limpio y un capitalismo sucio. No, la economía de este 1% está vinculada con todas las economías criminales del mundo. No les conviene que se cierre estas economías criminales. Dicen que quieren luchar contra el narcotráfico, el crimen organizado y los grupos criminales, pero es un show político para beneficiarse a ellos mismos. En Ecuador, cinco millones de ecuatorianos no tenemos trabajo. Los grupos del crimen organizado van reclutando a los empobrecidos, pero ellos son los jefes que controlan los puertos y los aeropuertos. 

De hecho, usted ha dicho que el propio Estado es connivente con el crimen organizado. ¿Está implicado el propio Estado con el crimen organizado? 

Lo creo plenamente. En el Ecuador, en 2024 se han incautado 296,5 toneladas de droga, valoradas en 700 millones de dólares. Los que están exportando el banano, 900 millones al año. Es mucho más jugoso que la exportación de banano. Si realmente queremos luchar contra el crimen organizado y el narcotráfico, no vamos a hacerlo contra los drogadictos que son reclutados de la pobreza, los soldaditos de la mafia. Si Estados Unidos quiere luchar contra el narcotráfico debería tener una política de lucha frente al consumo. Tiene que haber una política global. 

Esta entrevista se leerá mucho estos días, antes de las elecciones. Pero también se leerá en Internet durante muchos años. ¿Qué recado le mandaría a un ecuatoriano, a un latinoamericano o a cualquier persona del futuro?

Los procesos de cambio de transformación siempre son un parto doloroso, pero cuando sales del parto y finalmente das a luz, tienes algo lindo, algo bello como un niño. Necesitamos tomar decisiones y no tienen que demorarse. Yo no sé qué va a pasar en diez años, pero si no paramos lo que estamos haciendo nos vamos a caer en esta hecatombe que ha construido este 1% de seres humanos mezquinos y ambiciosos que están acabando con la vida de todos los seres humanos.

Por, Bernardo Gutiérrez, Río de Janeiro , 11/04/2025

Información adicional

Leonidas Iza / líder indígena ecuatoriano
Autor/a: Bernardo Gutiérrez
País: Ecuador
Región: Suramérica
Fuente: Público

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