Estimados/as lectores/as compartimos la serie de artículos más leídos durante el 2024. Una relectura necesaria de hechos y proyecciones de diferentes temas tanto nacionales como internacionales. Esperamos que su lectura sea de utilidad.
“(…) pese a los años, las duras lecciones del pasado inmediato y el creciente impacto del clima en las sociedades del mundo, subyace tal cual, sin experimentar un cambio de actitud”.
Wilches-Chaux, Gustavo (2007). ¿Qu-ENOS pasa? Guía de la red para la gestión radical de riesgos asociados con el fenómeno ENOS
Una columna de humo, clara y no muy gruesa, emerge de la parte central de los Cerros Orientales de Bogotá. Es miércoles 24 y el reloj indica que es medio día. Como si se tratara de un inmenso fogón de leña, la humareda sube hacia el despejado cielo, que en su azul inmenso, sin nubes, empieza a presenciar como esa estela de humo reemplaza a las ausente nubes.
El incendio que empieza a atraer las miradas de los desprevenidos caminantes que a esa hora transitan por diversas partes de localidades como Chapinero y Santa Fe, es el segundo que gana cuerpo en la urbe; el primero estaba vivo en los mismos Cerros desde el martes 23, pero en la localidad de Usaquén.

24 de enero, 12 m., fotos periódico desdeabajo.

24 de enero, 1:00 pm
Para mayor sorpresa de los transeúntes, en cuestión de minutos las llamas ganan cuerpo, ampliando el volumen de la humareda que rápidamente cubre el paisaje capitalino, alterando en gran medida la calidad del aire.


24 enero, 3:00 pm
Las horas transcurren, sin deternerse, no así el vaho que emana de la quema de cientos de arbustos que cubren esa parte del paisaje capitalino, el mismo que le impregna su tan distinguible personalidad, identificable en cualquier foto que exista de la parte central de Bogotá.
Y con el paso de las horas la parte central de la ciudad va quedando cubierta por un intenso olor a leña quemada. Olor a campo tradicional, a cocción con vegetales, olor agradable pero que en esta ocasión es motivo de preocupación: ¿hasta cuándo durará? ¿el incendio se extenderá? ¿vendrá con esto una crisis de salud por afectación de vías respiratorias?
Unas horas más y la noche se adueña de la urbe. En el horizonte puntos rojos que recuerdan que la montaña está abrazada por intensas llamas. El espesor del aire también se encarga de recordar que algo anormal está sucediendo.

24 enero, 7:00 pm
Al amanecer del jueves 25, a pesar de la acción de quienes tienen por misión atender este tipo de sucesos, el fogón continúa en acción. La humareda busca las alturas de otro día de azul intenso. El viento se ha sosegado y el olor a hollín es menor. Desde otras parte de la ciudad informan sobre el control de otros focos de incendio, como en la localidad de Bosa. En Usaquén las llamas también continúan. Como sucede, de igual manera, en Santander, en el Páramo de Santurbán, con un impacto ambiental hasta ahora incalculable.

25 enero, vista del Cerro El Cable, 6:30 am

25 de enero, (Vía Twitter).

25 enero, vista del Cerro El Cable, 7:00 am

25 enero, vista del Cerro El Cable, 7:00 am

En la calle los comentarios sobre lo que está sucediendo no paran, alguien expresa, “si este es el inicio del fenómeno del Niño, como será esto dentro de unas semanas? Alguien más le secunda, “parece que el país no está preparado para esto…”. Mientras la rutina va ganando espacio, un sonar de motores se escucha en las alturas. El agua lluvia que tanto hace falta parece que empieza a llegar de otra manera.
Una sequía que no es casual. El Ideam había anunciado desde noviembre del año pasado la llegada del fenómeno de El Niño a Colombia “[…] luego de realizar seguimiento a la temperatura del océano Pacífico y establecer que durante cinco trimestres consecutivos se registraron valores superiores a 0.5 °C”.*


De acuerdo con el Ideam, la temporada seca que empezó en diciembre de 2023 podría extenderse por varios meses de este 2024, implicando un riesgo latente para que nuevos incendios forestales se produzcan en cualquier parte del país, donde la aridez de los suelos se irá imponiendo.

25 enero, vista a los cerros desde la Av. 26, cerca del aeropuerto El Dorado (Vía Twitter).
Las lecciones de este insuceso están por sacarse y aprenderse pronto, para que el olor a fogón de leña no sea producido por incendios devastadores, y sí por el calentar de un tinto matutino o vespertino.
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