En respuesta a la violencia de la reconquista. La «Carta de Jamaica» o Nuestra América visionada

Bolívar prepara la guerra social

Una vez que salió de Cartagena, Bolívar descansó y proyectó su mente en Jamaica. Allí encontró manos amigas que le permitieron sobrevivir cuando su heredada fortuna ya era escasa. Aprovechó los días para recapitular seis años de guerra, de triunfos y fracasos. Sin cejar, buscó el apoyo para sus planes, que bien podían parecer demenciales.

Cómo no, si España, con apoyo de la Santa Alianza –tratado que el 26 de septiembre de 1815 firmaron el Reino de Prusia y los Imperios Austriaco y Ruso, y al cual se sumó Francia–, desplegaba un ejército inmenso para oprimir las tierras americanas y avasallar a los pobres. Sólo con la resistencia de unos soñadores sin unidad ni mando único, cruzados por los intereses individuales y las ambiciones o deseos de jefaturas por todas partes. Firme ante las adversidades, Bolívar consiguió que lo escucharan con admiración.

Carta Profética. El 6 de septiembre de 1815 escribió su “Contestación de un Americano Meridional a un caballero de esta isla”, más conocida como “Carta de Jamaica” –y por su contenido, Carta Profética–, con el propósito de atraer el interés mundial hacia el motivo de la libertad de América. Reflexionó en su texto sobre los fundamentos jurídicos de la emancipación y sobre el sueño de hacer del Nuevo Mundo una nación que restaurara “el equilibrio del universo”. El discurso dejó ver sin opacos su “conciencia americana”, inmensa luz de aquel hombre casi sin carnes, de mirada profunda y convincente, con esfuerzo sin descanso por unir y reunir voluntades para enfrentar al mismo y único enemigo. Su clarividencia de la realidad de su tiempo lo animó para viajar a Haití y pedir cita con Alejandro Petión, su presidente.

Bolívar y Petión, con Brion y Southerland. El encuentro despertó identidades y potenció la solidaridad. Una vez que Petión exigió la libertad de los negros, Bolívar obtuvo los recursos básicos para volver de campaña por la libertad de Venezuela. Los bolsillos de Brión, Roberto Southerland y otros brindaron otro tanto. La guerra y su adaptar y vivir sobre el terreno desataron los restantes necesarios.

Fueron los últimos días de 1816 cuando Bolívar regresó a su tierra. La tercera y última etapa de la guerra que venció al Imperio español, que con una nueva conformación ahora popular del ejército patriótico y con la adhesión de los pardos, como guerra social quedó en marcha.

1 Liévano Aguirre, Indalecio. Los grandes conflictos sociales y económicos de nuestra historia, Ediciones Tercer Mundo, Bogotá, 5ª edición, p. 897.
2 ibíd., p. 900.
3 ibíd., p. 901.
4 ibíd., p. 904.
5 ibíd., p. 905.
6 Larrazábal, Felipe. Simón Bolívar. Vida y escritos del Libertador, Ediciones de la Presidencia de la República, Venezuela, 2001, tomo I, p. 333.
7 Liévano Aguirre, ob. cit., p. 905.
8 Larrazábal, Felipe, íd.
9 Liévano Aguirre, ob. cit., p. 906.
10 ibíd., p. 914.
11 ibíd., p. 920.
12 ibíd., p. 923.
13 íd.
14 ibíd., p. 930.
15 ibíd., p. 933.

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