Herencia cultural
En la investigación del contenido social (explícito y no explícito) de la literatura de masas merecen determinados fenómenos marginales una mayor consideración de la que hasta ahora ha tenido. Pensamos aquí, especialmente, en los Comics (37) y también en otros productos, en los cuales adultos y adolescentes encuentran por igual una diversión. Un análisis de contenido exhaustivo de este material deberá conducir a un gran número de valiosas hipótesis sobre la significación persistente de ideas, valores y sentimientos que proceden de situaciones que son hoy completamente superadas.
Para ello se debería investigar no sólo los motivos inconfundiblemente arcaicos e infantiles en el mundo fantástico infra y sobrehumano de los seriados, sino también todos los materiales en los cuales, bajo el pretexto de placeres y sufrimientos cotidianos, son visibles valores que están vinculados con los estadios de evolución anteriores de la sociedad moderna y especialmente con el estilo de vida más tranquilo del siglo 19. Si se compara, pues, este material con el contenido ideológico y material de la literatura tradicional, burguesa, se podría poner aún más en claro cómo el lector moderno se mueve de aquí para allá entre la necesidad de aprender los mecanismo de tensión y conformismo, y los sueños diurnos de un estilo de vida más feliz, a pesar de ser inalcanzable o históricamente ya no ser posible. Si se determinan contenidos propios para adultos y contenidos propios para adolescentes y se comparan unos con otros, se podrían desarrollar presumiblemente hipótesis que abrirían el camino a investigaciones sistemáticas de tendencias y rechazos en diferentes niveles de conciencia y en capas psicológicas que descansan más profundamente.
El papel de la situación social
En la descripción del ámbito temático para el análisis teórico, ya demostramos que hay tres diversos grupos de determinantes sociales para el éxito de las obras literarias. A dos de ellos queremos regresar aquí, para aclarar más precisamente qué investigaciones serían necesarias en este contexto.
En primer lugar, se trata del problema de si diferentes fases de los ciclos económicos y políticos influyen diferenciadamente en las obras literarias. La tarea de la investigación exigiría una transformación de las investigaciones funcionales de contenido. Teniendo a la mano una selección representativa de obras literarias de diferentes períodos de depresión y de coyunturas favorables, de tiempos de paz y de guerra, sería de elaborar un inventario completo que debería delimitarse ciertamente no sólo a un contado número de temas, sino que tendría ante todo que observar los modelos de conducta emocional, desde los cuales pueda aceptarse con gran seguridad que en ellos se reflejan especialmente claro las experiencias específicas de satisfacción y frustación del lector. Es posible aventurar la hipótesis, por ejemplo, que en el empleo del “Happy end”, es decir, en una conclusión satisfactoria, se pueden comprobar diferencias específicas. En el punto más agudo de una crisis económica, posiblemente identificaciones escapistas -con agradables sueños diurno llenos de felicidad transparente- debieron dominar el escenario literario. Hoy, por el contrario, la solución pseudotrágica, que deja abierto los problemas insolubles, no es tan extraña, pues el relativo bienestar admite experiencias literarias que nos adhiere más a la realidad e incluso nos proporcionan una determina mirada sobre nuestras carencias psicológicas y culturales.
Aún otras relaciones tendrían que ser entresacadas y analizadas, antes que se pueda decir qué formas de contenido y cuáles motivos, en cada caso, son preferidos en las diferentes situaciones sociales en general. Una investigación que, a partir de los últimos 45 años, compare las dos coyunturas de postguerra con las dos crisis de preguerra, nos podría conducir de hecho a un punto desde el cual podríamos preveer hacia el futuro qué temas y qué contenidos se preferirán en la literatura. Las consecuencias que el educador y escritor pudieran sacar de ello, son tan evidentes que no requieren de una discusión más detallada.
En el campo de las determinaciones técnicas valdría la pena investigar y determinar la capacidad de lectura del hombre promedio, en qué forma ella se ha modificado a través de la experiencia con la radio, el cine y la televisión. Sabemos bastante sobre las incapacidades de lectura patológicas, pero proporcionalmente sabemos muy poco sobre la selectividad cultural en la lectura (38). En forma similar sería muy interesante investigar qué se lee y qué se recuerda y qué se lee a la carrera o no se lee de ninguna forma. Un conocimiento más preciso de en qué medida el lector es capaz o incapaz de interpretar el contenido, podría conducir hacia un ahorro de tiempo al escritor; por el contrario, los sociólogos ganarían un material que podría confirmar los resultados del análisis de contenido.
La reelaboración teórica de las tareas de la investigación está afectada de todas las carencias que tienen siempre las promesas incumplidas. Pero confiamos en que en el experto de las investigaciones en la comunicación se despierte el interés en los resultados y las tareas inquietantes de una rama investigativa vecina y se abra su visión hacia las posibles contribuciones a sus campos de investigación.
Quisiera concluir con una experiencia personal. Cuando el sociólogo analiza en seminarios o en cátedras las obras literarias, se tropezará con dos reacciones en dos sentidos: los estudiantes muestran, al principio, un vivo interés por las nuevas experiencias científicas, pero después de un tiempo, empiezan algunos de ellos a protestar contra la “disección” analítica de la obra estética. Los estudiantes exigen vivamente una conducción en un campo para ellos oscuro, pues no les ha quedado completamente claro qué es lo verdaderamente bueno o lo menos bueno. Esperan obtener una “fórmula infalible” que les alumbre de una vez para siempre un campo indeterminado y gigantesco, que se ubica en cualquier parte entre la cultura y el simple esparcimiento. Los estudiantes no saben que ya en él se manifiesta a su deseo el estadio de desarrollo propio sobre el cual se encuentra la interpretación sociológica de la literatura.
NOTAS.
(1) Este trabajo apareció por primera vez bajo el título “The Sociology of Literature” en “Communications in Modern Society” , ed. por Wilbur Schramm, Urbana, TII. 1948. Aquí se traduce de su versión alemana “Aufgaben der Literatursociologie” (págs. 328- 349) del libro “Literatur und Massenkultur”. Editorial Suhrkamp, 1ra. ed. Fráncfort, 1990.
(2) Es sintomático que no haya (en Estados Unidos) hasta ahora ninguna bibliografía actualizada y global de la sociología del arte y la literatura. Las fuentes más valiosas se publicaron hace casi 10 años. Véase “General Bibliography” en “Language and Literature in Society” por Huhg Dalziel, Duncan, Chicago, 1953. Pág. 143- 214.
(3) La investigación más penetrante de este aspecto es la “Theorie des Romans” de Georg Lukacs, (2 ed.) Neuwied, 1962. Temáticamente también se expuso el problema en “The Philosophy of Literary Form” (Batan Rouge, Lousiana, 1941) de Kenneth
(4) Para la este campo se pueden encontrar veliosas indicaciones en “Literature and Society” de Albert Guérard, Bastan, 1935.
(5) Según mi opinión la obra de Eric Bentley, “The Playwright as Thinker”, Nueva York (1946), es un exitoso intento de traducir los presupuestos privados en presupuestos sociales e interpretarlos como elementos sociológicamente relevantes.
(6) A diferencia de la redacción original en “Literatur und Gesellschaft” (Berlín- Neuwied, 1964) fue omitido en este pasaje el ejemplo de Shakespeare. Una exposición completa se encuentra en el capítulo “Shakespeare”, Tomo II de los escritos (del autor).
(7) Véase Leo Lowentbal, “Literature and Image of Man”, Boston, 1957, Capítulo VII. (Originalmente bajo el título “Knut Hamsun. Zur Geschichte der autoritärien Ideologie” en la “Zeitschrift für Sozialforschung”, Año VI , 1937. Págs. 295 – 345).
(8) K. Hamsun, “Die Erzalungen”. Tomo II,
letzte Freude. Samtliche Romane und Deutsche Buchgemeinschaft, Berlín, Darmstadt, Viena, 1959. Pág. 661.
(9) Véase Kant, “Kritik der Urteilskraft”, Edición Reclam. pág. 140.
(10) “Die letzte Freude”. Pág. 661.
(11) Véase, por ejemplo, “Pan”, en op. cit., Tomo I. Pág. 880. “Levanto una rama seca y la sostengo en mi mano y la veo, mientras estoy sentado y pienso en mis cosas; la rama está casi podrida, su pobre corteza me produce una gran impresión, una compasión ronda por mi corazón. Cuando me levanto y me voy, no tiro la rama muy lejos, sino la dejo caer y permanezco parado y descubro su agradecimiento; al final, la veo por última vez con los ojos aguados, antes de que abandone el lugar”.
(12) “Nach Jahr und Tag” , obra citada.
(13) “Der Ring schlielSt sich” op. cit., Tomo V, Pág. 516.
(14) “Segen der Erde”r op. cit., Tomo I. Pág. 961. Véase también “Rosa”, op. cit. Tomo II: “¿Para qué está sentado aquí? ¡Oh, joven! dijo él y dejó su palma de la mano en alto. ¿Para qué estoy sentado? Me siento aquí y me adapto a mi existencia. Muy bien, eso hago”.
(15) “Pan”, op. cit. Tomo I. Pág. 961.
(16) “Die letzte Freude” , op. cit. pág. 691.
(17) “Das letzte Kapitel” , op. cit. Tomo V. pág. 107- 108.
(18) “Segen der Erde” , op. cit. Pág. 1053.
(19) “Das letzte Kapitel” , op. cit.
(20) “Nach Jahr und Tag” , op. cit.
(21) Compárese con: “Ve y roba una bolsa con dinero y objetos de plata en el pueblo y esconde la bolsa en las montañas que en las tardes de otoño una llama azul puede flotar sobre el lugar. Pero no me vengas con tres pares de guantes de boxeo y una tajada de tocino” (“Die letzte Freude”, Pág. 645).
(22) “Kinder ihrer Zeit” , op. cit. Tomo II. Pág. 71.
(23) “Mysterien”, op. cit. Tomo I. Pág. 222.
(24) “Die Frauen am Brunnen” , op. cit. Tomo III. Pág. 583.
(25) Véase el trabajo pionero de Douglas Waples, Bernard Berelson y Franklyn R. Bradshaw: “What Reading Does to People”, Chicago, 1940.
(26) Véase Paul F. Lazarsfeld, “Radio and the printing Page”, Nueva York, 1940.
(27) La contribución “Art and Mass Culture” de Max Horkheimer, publicada en “Studies in Philosophy and Social Science”, Tomo IX” 1941 (en alemán “Neue Kunst und Massenkultur” en “Internationale Revue Umschau”, Año III,1948, Pág. 445 Y siguientes) da los fundamentos teóricos para la investigación de los cambios de la técnica moderna y sus consecuencias sociales en el campo del arte. Las investigaciones del autor en este campo de la sociología de la literatura han sido incitadas, en buena medida, por esa contribución.
(28) Para el campo de la música, Adorno, y para el campo del cine, Walter Benjamin, han puesto de manifiesto magistralmente la influencia del desarrollo técnico sobre la producción y reproducción en el arte fílmico y musical. Compárese, por ejemplo, el artículo de Adorno “On popular Music” en “Studies in Philosophy and Social Science”, Tomo IX, Nr. 1 (1941) Y el artículo de Benjamin “L’oevre d’art a l’époche de sa reproduction mécanisée” en “Zeitschrift fúr Sozialforschung”, Tomo V, Nr.1 (1936) – Ahora en alemán, “Das Kunstwerk im Zeitalter seiner technischen Reproduzierbarkeit”, en W. Benjamin, “Schriften”, Tomo I, Fráncfort, 1955. Pág. 366 Y siguientes. Información valiosa sobre los efectos mutuos entre el cine y la producción literaria se encuentran en S. Kracauer, “From Caligari to Hitler Psychological History of German Film”, Princeton, N.J.1947.
(29) Compárese Leo Lówenthal, “Die Auffassung Dostojewkijs im Vorkriegsdeutschland”, Cap. IV de la primera parte del tomo I. (30) Hermann Conradi, “Dostojewski”, en “Die Gesellschaft”, Tomo 6. (1889)pág. 528.
(31) L. Brehm. “Dostojewskijs “Damonen”” en “Der Deutsche”, Tomo 5. (1906), Pág. 346.
(32) C. Busse, “Geschichte der Weltliteratur”, Tomo II, Bielefeld y Leipzig, 1913. Pág. 346.
(33) Los libros y artículos sobre Dostowiski que han aparecido desde la última guerra en Estados Unidos, ofrecen una buena ocasión para compararlos con la experiencia europea. Tengo la impresión que muchas de estas publicaciones muestran una atmósfera llena de confusiones y frustraciones en las que el sociólogo reconoce rasgos de necesidad y perturbaciones interiores, que estuvieron caracterizando la experiencia europea con Dostowiski durante las generaciones anteriores.
(34) Estoy agradecido com Ralph H. Ojemann de la Universidad Estatal de Iowa, quien me indicó el notable trabajo de doctorado que bajo su dirección escribió Evelyn Peters, “A Study of the Types of Behavior toward Children approved in Fiction Materials”, 1946.
(35) Véase, por ejemplo, Frank Luther Mott, “Golden Multitudes”, Nueva York, 1947; Alice Payne Hackett, “Fifty Years of Best Sellers”, Nueva York, 1945; Edward H.O’Neil, “The History of American Biography”, Philadelphia, 1935.
(36) Véase, por ejemplo, Th. Adorno, entre otros, “The Authoritarian personality” , Nueva York, 1950.
(37) Véase, sin embargo, Coulton Waug, “The Comics”, Nueva York, 1947. Compárese con el capítulo I, nota 5.
(38) Compárese con Rudolf Flesch, “The Art of Plain Talk”, Nueva York, 1946.
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